el próximo rival

El 'profe' que salvó al Huesca del desastre

el próximo rival Mañana regresa Anquela, técnico que logró la permanencia en la convulsa temporada 2004/05. Lo hace con el Alcorcón, un equipo de moda.

Anquela.
El 'profe' que salvó al Huesca del desastre
JAVIER BLASCO

El 'Alcorconazo' de la pasada temporada ubicó en el mapa del fútbol nacional a la Agrupación Deportiva Alcorcón y a su entrenador, Juan Antonio Albacete Anquela. Eso nadie lo duda. Eliminar al Real Madrid de Cristiano Ronaldo de la Copa y, como colofón, ascender a Segunda unos meses más tarde glorificaron la historia de un club anónimo en muchos sentidos y una ciudad ubicada al sureste de la capital que se sacudió muchos complejos con ese 4-0 a los merengues en el estadio de Santo Domingo. Que poco más de un año más tarde el Alcorcón haya entrado con buen pie en la categoría de plata es solo un síntoma y una evolución de la extraordinaria labor del entrenador jienense.

Pero Anquela merece otro aplauso, en clave azulgrana. Quizá tenga una parte de responsabilidad en que el Huesca esté donde está. Hace cinco años, su llegada a un club que se descomponía y a un vestuario viciado hizo posible la permanencia en Segunda B. Fue el tercer y último entrenador del curso más convulso de los últimos tiempos. Tomó al equipo en la jornada 24 y lo salvó en la penúltima, en aquella tarde en que dos goles de Roberto García derrotaron al Alcoyano.

Restaban doce meses para que se cerrase el ciclo de Jesús Viñuales en la presidencia del Huesca y el anterior se había logrado el ascenso de la mano de Ángel Chamarro. El preparador zaragozano, con un plantel en el que figuraban futbolistas como el propio Roberto, Rodri, Álvaro Valdés, Bravo o Bernardo, no estuvo a la altura del reto y se le destituyó tras un sangrante 0-5 encajado ante el Levante B.

Le sustituyó Fabri, el actual entrenador del Granada, quien se bajó del barco al recibir la llamada del Almería, entonces en Segunda. Un 16 de febrero, y acompañado por su representante, Anquela puso el pie en El Alcoraz. Se encontró, como él mismo recordaba unos meses más tarde, a un grupo de futbolistas deslavazado por los acontecimientos al que logró levantar con el paso de las semanas. Hasta el norte, a 700 kilómetros de casa, había viajado con su aspecto de profesor de matemáticas y los surcos de la experiencia en el Real Jaén.

Su balance arrojó seis victorias, seis empates y tres derrotas. Suficiente para mantenerse en Segunda B. La morriña, o la saudade, le impidió permanecer en el Alto Aragón y sus siguientes pasos le llevaron al Melilla. Desde entonces y hasta el 'Alcorconazo', su rastro se pierde. Al menos, los focos miran a otro lado. Se le pudo ver en Córdoba, en el primer 'play off' de ascenso, con un mensaje muy claro para el Huesca: salid y disfrutar. Un nexo entroncaba al andaluz con el proyecto que echó a andar en el verano de 2006: fue futbolista del Elche cuando Agustín Lasaosa perteneció a esta entidad. En 2008 firmaría con el Alcorcón para unir su carrera y la historia del equipo a la senda de las gestas con letra pequeña.

En la primera oportunidad se rozó el ascenso a Segunda. Lo impediría el Real Unión de Irún. En los meses posteriores, no habría quien se pusiera por delante de los amarillos. Como inolvidable prólogo, el festín copero, que propulsó a Anquela y sus pupilos a la admiración nacional y, casi, mundial. Hasta el canal Al Jazeera se hizo eco. El técnico llenó papeles y televisiones que antes le eran ajenos, inalcanzables. Los madrileños mostraron su poderío en Segunda B: campeones de grupo, perdieron el cruce directo con el Granada, pero se resarcirían de forma feliz con Pontevedra y Ontinyent.

Su arranque ha sido muy semejante al del Huesca del primer año. Hasta la fecha se maneja en posiciones relativamente cómodas, aunque si pierde en la capital oscense se complicará la vida. Alterna su fortaleza como local, pues solo ha perdido un encuentro, con su debilidad en los viajes. Y Quini es el sorprendente pichichi de la categoría con doce dianas en catorce apariciones. Un semi desconocido que antes se había fajado en la Tercera madrileña, el Alcalá o el Zamora. Antorcha de este Alcorcón y símbolo compartido con el bueno de Anquela. El pobre puede medrar.