SD HUESCA

El arranque más flojo

El Huesca alcanza el primer tercio de Liga con el inicio más débil de los tres años en Segunda; el problema principal radica en la falta de gol

Sebas Corona, en el partido contra el Salamanca de esta temporada.
El arranque más flojo
RAFAEL GOBANTES

De los 16 goles que se llevaban a estas alturas en el año del debut en Segunda División se ha pasado a los 6 que se han marcado en la presente campaña, un dato demoledor que explica que el Huesca esté anclado a la zona peligrosa de la clasificación a pesar de que su entrega e incluso su fútbol merecerían una posición más desahogada. En la temporada pasada, marcada igualmente por los problemas en la definición ante la portería contraria, se habían logrado en la jornada trece casi el doble de goles que en esta. Al menos la eficacia defensiva sí que va en aumento y eso permite que el equipo azulgrana rentabilice al máximo los tantos que consigue, hasta el punto de estar fuera del descenso.

El Huesca de Onésimo sigue en busca de un estilo que le dé mayor rendimiento en los partidos. La idea está cada vez más clara, los jugadores interpretan cada vez mejor su rol, pero falta la guinda del pastel.

Fuera de casa, la articulación de un trivote en el centro del campo está dando frutos. De los últimos cuatros partidos lejos de Huesca se han ganado dos, empatado uno y perdido otro. Siete puntos de doce son una secuencia que cualquiera firmaría.

La sangría llega en El Alcoraz, donde el equipo todavía no ha ganado en seis partidos. Cuatro empates y dos derrotas constituyen el triste bagaje. Un gol en esos 540 minutos sirve para entender por qué todo el mundo atrapa botín en el feudo azulgrana.

Tiene razón Onésimo al decir que han merecido mayor fortuna a tenor del juego desplegado. Pero también es verdad que el gol no puede desgajarse del juego. Es parte de él, es su objetivo, su culminación. Y cuando no llega después de tantas semanas hay motivos para la preocupación.

A priori, Roberto, Galán, Camacho y Gilvan son jugadores que deberían de asegurar una cifra importante de dianas a final de temporada. Y obviamente no son los únicos capacitados para sumar en este capítulo. En ese sentido, podría considerarse que la dirección deportiva ha hecho los deberes porque ha puesto mimbres suficientes a disposición del técnico.

Otra cosa es que los rendimientos individuales estén por debajo de lo esperado hasta la fecha o que el juego colectivo no sea el más idóneo para que esas individualidades puedan lucir al máximo. Pero esto supone entrar en un terreno tremendamente subjetivo y aquí cada cual tendría su receta.

Lo que está claro es que si la dinámica se mantiene habrá que actuar de alguna forma. Los números de la comparativa de los arranques de Liga en estos tres años hablan por sí solos: los puntos han bajado de los 17 de la primera campaña a los 14 de la segunda y los 12 de esta; peor es la regresión en los goles a favor, que han pasado de los 16 de la primera temporada a los 11 de la segunda y los seis de la actual. El único dato positivo lo ofrece la evolución en el balance defensivo (se ha encajado un gol menos que el año pasado y dos menos que el primero), una protección del arco propio que permite, al menos, rentabilizar de forma dignísima los tantos que se han logrado.

Las dos próximas semanas pueden marcar un punto de inflexión en la trayectoria del Huesca. Vienen dos partidos seguidos en casa, contra el Elche y ante el Alcorcón. Si el conjunto azulgrana rompiera el maleficio como local y lograse sendos triunfos, se vería catapultado a la zona media de la tabla. Ello supondría también el reencuentro con el gol y, por tanto, un balón de oxígeno muy grande para un equipo al que no se le puede reprochar un grado de entusiasmo superlativo.