El próximo viernes empieza una de las temporadas de esquí más largas de los últimos años -el récord lo tiene la campaña 2008-2009, que en España se prolongó del 6 de noviembre al 17 de mayo-. Ese día abrirá Astún, y el sábado se sumarán el resto de centros invernales del Pirineo. Hasta la Semana Santa, a finales de abril, y siempre que el tiempo acompañe, los aficionados al esquí tendrán 150 días para deslizarse por las pistas, entre el 26 de noviembre y el 24 de abril. De momento, y para abrir boca, este fin de semana pueden disponer de más de 100 kilómetros esquiables.

Las nevadas de los últimos días, unidas a las bajas temperaturas que han permitido fabricar nieve artificial, han acumulado espesores que en Cerler llegan a los 115 centímetros. Esta estación abrirá 20 de sus 76 kilómetros; Panticosa, 26; Formigal, 50; Astún, 25; y Candanchú, 7. Como afirma el director de Astún, Jesús Santa Cruz, el sábado y el domingo se podrá hacer "un buen rodaje" para el puente de la Constitución. El parte de nieve facilitado ayer (todavía muy estimativo) pueden verse aumentado en los próximos días porque ayer seguía nevando y se esperan más precipitaciones.

La temporada "va a ser muy larga, porque empieza pronto y va a acabar muy tarde, ya que Semana Santa es a finales de abril", declaró el director de Candanchú, Eduardo Roldán. "Si el clima nos ayuda, la temporada podría ser muy buena, al contrario que el año pasado".

Los centros invernales esperan superar la cifra de 1.720.000 esquiadores del año pasado, un 32% de todos los que hubo en España. Y es que los 337 kilómetros esquiables de Aragón representan una tercera parte del dominio de las 33 estaciones agrupadas en la Asociación Turística de Estaciones de Esquí y Montaña (Atudem). Para su directora, Paloma García Pachá, el objetivo es "fidelizar la cifra de esquiadores y hacer cantera", ayudados por una temporada larga que en sus inicios "pinta bien". Sobre las repercusiones de la crisis, cree que "no somos un sector que nos hayamos visto tan afectado como otros". No obstante, se nota en los cambios en los comportamientos de los clientes. "Se gasta menos en las servicios de restauración, la gente lleva más bocadillos".