LAS RUTAS DEL VERANO

Desde Torres a Valfonda, por tierras de colonos

A unos 25 kilómetros de la capital oscense, discurre entre ermitas, pequeños bosques de pinos alrededor de los pueblos y fuentes.

Desde Torres  a Valfonda,  por tierras  de colonos
Desde Torres a Valfonda, por tierras de colonos

La primera parada de esta excursión por la comarca de los Monegros es Torres de Barbués, una localidad que data del siglo XVII. El recorrido comienza en la iglesia de San Pedro, de estilo barroco, que recibe el nombre del patrón de la localidad. Construida en el XVII, y reformada en el XIX, fue saqueada en la Guerra Civil Española, por lo que no hay mucho qué visitar en su interior.

Desde el portón de la iglesia, dirigiendo la mirada hacía atrás, hay una mansión de tres plantas, deshabitada y en ruinas. Su primera planta se distribuye en tres portones con barrotes que albergan un gran porche, por donde paseaban antaño los habitantes de la misma. Con siete balcones en la segunda y siete ventanales en la última, la Casa de Rufas, de los siglos XVII y XIX, también fue saqueada en la Guerra Civil. Se destruyó la capilla de San Antón, que se encontraba en su interior, y cuya fiesta se celebra el 17 de enero desde tiempo inmemorial. Asomándote por sus portones puedes imaginar la historia que siempre han contado los vecinos: "En la casa había sirvientes, que ayudaban a mantenerla, pero después de la Guerra Civil perdió su esplendor".

Retomando la vista y el paso hacía la Iglesia, por la calle de San Pedro, hay un camino asfaltado que lleva al río Flumen, a los pies del pueblo. Hay que andar cinco minutos para encontrar la fuente, que nunca se ha secado y a la cual acceden casi a diario los torresinos para beber.

Después de refrescarse con el agua procedente del Pirineo, el viajero se puede dirigir de nuevo al pueblo, para pasear por sus calles estrechas y con casas antiguas (la mayoría de piedra), hasta llegar el coche y continuar el recorrido en dirección a Valfonda de Santa Ana.

Se trata de una localidad de 254 habitantes que se encuentra a cuatro kilómetros de Torres de Barbués. Es una pedanía del mismo. Su arquitectura es la típica de un pueblo de colonización, ya que nació en 1963, en la época en la que el franquismo llevó a cabo la repoblación de Los Monegros. A la localidad llegaron familias desde distintos puntos de España, principalmente de Andalucía, Aragón y Extremadura. Sus anchas y coloridas calles aparecen en algunos momentos rodeadas de pinares.

Lo más peculiar de esta villa es que todas las calles llevan un nombre referido a algo cercano. Por ejemplo, la calle de la Salud, donde se encontraba en sus comienzos el consultorio médico. También, la ronda del Monte, que lleva a pasear entre sus pinos y que dirige al viajero al merendero; un agradable parque utilizado para la tradicional comida del 26 de julio en honor de Santa Ana.

Volviendo sobre los pasos está la plaza de la Victoria, con el monumento más emblemático de la localidad, la iglesia. Su torre, de 25 metros, y su estructura semicircular, singular para la época, hacen que sea la más conocida de todos los pueblos de colonización de la comarca de Los Monegros. Del edificio destacan sus coloridas vidrieras.

De nuevo hay que coger el coche o la bicicleta para subir a la ermita nueva de Santa Ana. Saliendo del pueblo, dirección a Torralba de Aragón, hay que pasar el cementerio. Un camino asfaltado señala la entrada y dirige hasta ella para apreciar el último monumento de esta excursión por unas tierras monegrinas plagadas de encantos y paisajes singulares.

Para conocer más a fondo el proceso de colonización merece la pena viajar unos pocos kilómetros hasta Sodeto, donde existe un centro de interpretación.

1. La iglesia de Valfonda destaca por la altura de su torre. El reloj se paró hace más de una década y los vecinos lo echan de menos.

2. Ermita de Santa Ana, que se abre para las fiestas en honor de la patrona.

3. Tanto los vecinos como los paseantes aprovechan para llenar la cantimplora en la fuente de Torres.