PROBLEMAS LABORALES

La plantilla de Luna llega al ecuador del ERE sin expectativas de reanudar la actividad

La dirección informó ayer a la comisión de seguimiento de que sigue sin entrar trabajo en las fábricas.

En la fábrica de Huesca solo trabajan ahora media docena de personas, entre ellas los vigilantes.
La plantilla de Luna llega al ecuador del ERE sin expectativas de reanudar la actividad
JAVIER BLASCO

 Luna Equipos Industriales no tiene contratos a la vista que permitan reanudar la actividad en la fábrica, cuando solo queda un mes para la conclusión del expediente de regulación de empleo (ERE) aprobado para casi 200 trabajadores de las fábricas de grúas de Almudévar y Huesca. Así se lo comunicó ayer la dirección al comité de empresa, en el transcurso de la reunión de la comisión de seguimiento del ERE. Esta cita coincidió con el primer mes de cumplimiento del expediente.


Vicente Ferrer, presidente del comité de Huesca, mostró su decepción. "Han estado en una feria en Francia, pero no se ha conseguido nada, no hay carga de trabajo. La empresa no puede subsistir así", explicó. En su opinión, está abocada a un concurso de acreedores. Cabe recordar que es la tercera regulación de empleo planteada en el último año.


Los sindicatos temen que en caso de una liquidación no haya patrimonio para responder a las indemnizaciones. "La empresa no tiene prácticamente nada", indicaron fuentes sindicales. La fábrica de Huesca dispone de 15.000 metros cuadrados cubiertos sobre un total de 40.000 de parcela. La de Almudévar, de 11.000 cubiertos sobre 120.000. Luna paga un alquiler por las instalaciones, propiedad de Campo Redondo, una sociedad vinculada a la familia, añadieron las mismas fuentes.


El pesimismo mostrado por el comité refleja el sentir general de los empleados. De acuerdo con los testimonios recogidos por este periódico entre los trabajadores, nadie confía en reanudar la actividad dentro de un mes.


La plantilla, pesimista

"Veo el futuro negro, negrísimo", afirma un empleado de Almudévar que, como los otros consultados, prefiere mantenerse en el anonimato. Lleva casi 40 años en la empresa y está cerca de los 60. "Vamos a enganchar en julio y en la fábrica no habrá trabajo. No me puedo acoger a una jubilación anticipada de relevo ni a una prejubilación. Estamos en tierra de nadie". Este trabajador se muestra indignado porque "la administración nos prometió que si convocábamos una asamblea y los trabajadores decíamos no al ERE, no lo aprobarían, pero nos emplumaron dos meses más".


Al igual que otros 186 empleados de las dos fábricas, cuando llegue julio habrá consumido nueve meses de la prestación por desempleo. En las factorías solo se mantiene una mínima plantilla: en Huesca, un delineante, un operario de almacén, otro de producción, un supervisor de calidad y un par de vigilantes; en Almudévar "queda algún directivo y hay descontento por eso", comenta.


"Llevo 20 años en la empresa y ya me tocó sufrir la suspensión de pagos de 1993. No le veo salida, alguna decisión tendrá que tomar la dirección", señala otro empleado de Huesca que también prefiere el anonimato. "No tengo ninguna esperanza, porque no hay pedidos, no hay capital... Aunque se concretara algún contrato, deberían tener liquidez para comprar suministros, y algunos, como los motores, hay que pedirlos con meses de antelación".


Nóminas impagadas

A él, como a la mayoría, la empresa le adeuda la nómina de abril, parte de la de mayo y vacaciones de 2009. "No puedo buscar trabajo porque tengo que estar disponible por si me llaman", se lamenta. "Ya solo espero poder cobrar del Fogasa".


"El año pasado aún tenía confianza, éste no", explica por su parte una trabajadora que ha vivido "con mucha incertidumbre" las largas negociaciones de los sucesivos expedientes de regulación. La han llamado, tanto en el verano de 2009 como este año, para una oferta de empleo temporal en el Ayuntamiento de Huesca "pero he tenido que renunciar porque aunque estoy en el paro sigo siendo trabajadora de Luna".


El presidente del comité de empresa de Huesca, Vicente Ferrer, teme que cuando se termine el ERE el 18 de julio y se produzca la reincorporación, los trabajadores estén cuatro o cinco meses de brazos cruzados y sin cobrar. "La situación es muy complicada y la agonía, cada día que pasa, mayor". Tiene 53 años y lleva 39 en Luna, los últimos con importantes altibajos, aunque ahora no ve la luz al final del túnel.

Este representante sindical teme que ante un posible cierre patronal no haya dinero para despidos objetivos o prejubilaciones. La media de edad de la plantilla es muy alta, con 58 trabajadores entre los 50 y los 65 años. "La táctica parece ser el agotamiento -concluye- pero la gente no está por irse".