SD HUESCA

El Alcoraz baja el telón

La plantilla trabajó ayer por última vez en el estadio antes de partir a Galicia con un intenso calor y la visita de Ion Echaide.

Los jugadores del Huesca, durante un interludio del entrenamiento de ayer durante el que se hidratan con agua.
El Alcoraz baja el telón
JAVIER BLASCO

El Alcoraz bajó ayer el telón al fútbol por esta temporada. Se acaba la obra, pero los aplausos hay que reservarlos para la noche del sábado. La plantilla de la Sociedad Deportiva Huesca completó su última mañana de entrenamientos antes de viajar hoy a Vigo, donde por dos días se hará dueño de la ciudad deportiva del Celta. El lunes, tras un amistoso en Sena (19.00), vacaciones. No deja de ser irónico que, en plena búsqueda de un terreno propio para trabajar a diario, los azulgrana cierren el curso a casi mil kilómetros de casa. El colmo de los exilios que les han llevado en los últimos meses a Zuera u Ontinar de Salz.


Que se tratase de un día casi señalado como festivo no significa que los futbolistas se tomasen la jornada a chufla. El Huesca no está salvado, como todos recalcan y recalcan, y hay que acudir a Vigo a vencer. Las muestras de euforia tras derrotar al Cádiz respondieron al desahogo, a la ruptura de una cadena muy pesada, no a que se constatara la permanencia. La semana anterior había resultado durísima, larga de una presión máxima. Esta, más corta y con la estancia en tierras gallegas de por medio, exige un planteamiento algo distinto. Por ello, el cuerpo técnico separó la mañana en dos partes.


330 días entre el pasado 22 de julio, fecha de arranque de la pretemporada, y ayer pesan en cualquier par de piernas y en los dos hemisferios de todo cerebro. Añádase la presión de la cita con el Celta, las finales con Villarreal B y Cádiz, y todo lo demás, para conceder a los hombres de Calderón el beneficio del descanso. En primer lugar, corro en el centro del campo, palabras del míster y aplausos para cerrar el monólogo del gaditano. Tras esto, se formaron dos equipos para realizar un duelo de rugby con pelota de fútbol. Los perdedores de cada tanda pagaban con diez flexiones.


Superada la distensión, rostros más serios. Los técnicos dividieron el cuidadísimo césped en tres sectores: uno para paredes y lanzamientos a puerta, otro con dos miniporterías y el tercero, destinado a partidillos en una baldosa. El Celta de Vigo comenzó a rondar entonces por las mentes de todos y De la Vega recibió un golpe en el tobillo izquierdo. Al final, los futbolistas retiraron una de las porterías con una broma recurrente: simulan que participan en un paso de Semana Santa.


Antes de los vestuarios les aguardaba el ex jugador, ahora en Osasuna, Ion Echaide, quien había acudido a la capital oscense, él sí, una vez que ya disfruta de sus vacaciones.