ENCUENTRO DE ARAGONESES EN LA DIÁSPORA

Un fuerte sentimiento aragonés invade las calles de Aínsa en un gran encuentro

Más de 2.000 aragoneses en el exterior acudieron a su cita anual y homenajearon a Fernando Escartín, José Miguel Laínez y Mariano Beroz.

Al son de 'Paquito el Chocolatero' que interpreta la charanga de Manolo el del Bombo, una cuadrilla de jóvenes ataviada con camiseta negra y llegada desde Salou baila desinhibida en el centro de la plaza de Aínsa. Muy cerca están, con camiseta verde, los llegados desde Moret y también se dejan ver los gorros rojos con un girasol amarillo que lucen los miembros de las casas de Badalona, Gavà y El Prat. Todos tienen algo en común a pesar de la gran diferencia de edad -los hay muy niños y también de los que ya utilizan bastón o gayata- y es que son aragoneses que viven en el exterior. Unos partieron hace décadas de su casa, otros han nacido ya en otras tierras, pero todos están orgullosos de ser aragoneses.

Estos grupos son tan solo una pequeña parte de los 2.181 participantes del 32 encuentro de Centros Aragoneses en el exterior que este fin de semana se celebra en Aínsa. Una fiesta que ha duplicado la población de esta villa, un pueblo, que como dijo su alcalde José Miguel Chéliz en el recibimiento, "sabe bien lo que es dejar su casa en busca de un futuro". "Hoy somos una cuarta parte de la población que hace tres décadas", señaló.

Los 'embajadores' aragoneses en el exterior quisieron premiar ayer, en su acto más académico, celebrado en la iglesia de la población medieval, al neurólogo José Miguel Laínez, un médico turolense que ha desarrollado su profesión en Valencia y que aseguró en su discurso que si hasta ahora se ha sentido como un delegado de su tierra "ahora adquiero este papel con más ahínco".

También galardonaron al ciclista Fernando Escartín. "El de Biescas", como se le conocía en el pelotón, se mostró agradecido: "Me resultaba muy gratificante que me llamaran por el nombre de mi pueblo o que me dijeran el aragonés". El último fue Mariano Beroz, presidente de la D. O. Somontano, una denominación que ha llevado el nombre de Aragón por todo el mundo. Pero el encuentro, a parte del acto académico e institucional -se descubrió una chapa que recuerda la cita en el ayuntamiento-, fue una fiesta para los que volvían a casa. En total participaban 45 casas de las 63 que tiene Aragón por todo el mundo. Y fue Cataluña, tal vez por la cercanía o tal vez por la gran cantidad de emigración que hubo hace unas décadas hacia esta Comunidad, quien más participantes aportó con 21 centros. No faltaron las jotas y bailes de la tierra, la ronda por las calles y los bailables.