LOBE HUESCA

Una noche mágica

El próximo miércoles comienza la eliminatoria contra el Tíjola por un puesto en la LEB Oro. Los dos primeros partidos serán en el Palacio de los Deportes, aún con los ecos de la victoria del viernes frente al Caja Rioja ante más de 3.000 aficionados.

Una noche mágica
Una noche mágica
RAFAEL GOBANTES

Gran entrada. La afición respondió ante el partido que ha abierto la puerta por un puesto en la LEB Oro.

Cuenta Ángel Navarro que tras el cuarto partido del 'play off' contra el Caja Rioja, lejos aún de que el sol iluminara el Castillo de Montearagón, apuntó en una pequeña libreta lo ocurrido en Logroño. Acababa de llegar con un 2-2 y empezaba a dar forma al quinto y definitivo partido de la eliminatoria. Concilió el sueño y luego compartió con Seoane sus impresiones. Así armaron el partido decisivo, que permite rodear el próximo miércoles día 26 del calendario en rojo para los más de 3.000 aficionados que el viernes estuvieron en el Palacio de los Deportes. Tíjola es el último escollo y el deseo es ir a Almería con un 2-0.

Y el técnico está muy orgulloso de la respuesta de la afición. De cómo acudieron los fieles y los atraídos por la urgencia de apoyar a Huesca desde la grada. "Fue emocionante", afirma un Navarro que solo tiene palabras de elogio para una hinchada que respondió desde que antes la bola fuera por primera vez al aire en una noche mágica, cargada de tensión y que se fue con ganas de volver.

Navarro respira baloncesto por todos sus poros. Ayer, tras ver un rato el Madrid-Caja Sol, se fue a ver al Boscos. "De todo se aprende. De todos los sitios se sacan ideas", dice quien tiene muy claro que el "baloncesto de bote de los 90 ha dado paso al actual que se caracteriza por más velocidad y movimiento". En la tarde de ayer aún no había visto el partido del viernes, aunque lo tenga en su cabeza. Otros los ha revisado en el vídeo a las dos horas. Para detectar fallos, corregir errores y marcar los aciertos. No usa la política de palo y zanahoria para sus chicos. Dice que no es amigo de los gritos. Mide sus palabras en las duras y los elogios en las maduras. Tampoco le gusta salir al centro tras un partido. Las excepciones fueron en la final de la Copa y tras eliminar al Caja Rioja. "Ese momento es de ellos, de los jugadores. Si he salido en esas dos ocasiones es para responder a la afición, pero ese momento es de ellos, de los chicos", afirma.

Es consciente de las limitaciones de un equipo justito de efectivos, pero con una confianza ciega en sus posibilidades. De la necesidad ha hecho virtud. Reconoce que su equipo "ha perdido la frescura" de la liga regular, no está perfectamente mecanizado, pero todos los jugadores saben qué es lo que tienen que hacer "y todos saben que se tienen que sacrificar". La electricidad es la característica de su juego, el sacrificio parte de su filosofía y que la grada no coma pipas, su obsesión. Apuesta por el espectáculo puro y duro. Sabe que es la mejor tarjeta de presentación para que el Peñas se gane el respeto en la cancha.

¿Hay miedo a que el equipo se desfonde? Mejor sentenciar en tres encuentros que alargar la eliminatoria. Pero con absoluta tranquilidad suelta que estas eliminatorias "por algo están montadas a cinco partidos, para que se decida en el último". Manejar los tiempos es clave. Saber administrar los minutos, fundamental.

Si este Lobe Huesca tiene algún secreto, Navarro responde que está en unos jugadores que han sabido marcar su propia exigencia de ganar una Copa, intentar hacerse con el ascenso directo y al no conseguirlo lograrlo vía play-off. Y además en la conexión Johnson y el resto de la plantilla. "Todos han asumido el papel de que son necesarios para el equipo, que se deben sacrificar para conseguir el objetivo", afirma un orgulloso Navarro. Que la bola entre o no es otra historia. Pero de momento, entra en aro contrario.

Navarro se dirige a sus pupilos en un tiempo muerto del partido contra el Caja Rioja.

Electricidad en el juego es el marchamo de este Lobe Huesca. En la imagen, Asier Zengatitabengoa saca la bola para el tiro exterior de sus compañeros y para 'romper' el aro del Caja Rioja.

El ¡Peñas, Peñas, Peñas! vibró en una grada que vivió una noche mágica y llevó al equipo en volandas.