LOBE HUESCA 80-76 CAJA RIOJA

¡Qué grandes son!

El Lobe se impone en el último partido del 'play off' al Caja Rioja y pujará con el Tíjola por una plaza en la LEB Oro. El Palacio de los Deportes vibró con más de 3.000 aficionados.

Andrews se dispone a colar la bola por el aro de Caja Rioja con Santana de testigo.
¡Qué grandes son!
RAFAEL GOBANTES

Se ganó. Y eso era lo importante. Fue necesario acudir al quinto partido de la eliminatoria para dejar fuera al Caja Rioja. El Tíjola es ya el último escollo. La puerta del sueño está abierta de par en par. Será al mejor de cinco partidos. Pero antes de subir el último peldaño, hay que recapitular. Qué grande es este Peñas. Qué amor por el espectáculo. Cuánto sacrificio y qué derroche de energía por un sueño. Vaya grupo el que han formado Navarro y Seoaene. El cuerpo técnico ha capturado la belleza del espectáculo, los días de partido lo ha metido en un frasco y en el Palacio de los Deportes abre el tarro para impregnar de pasión a una afición entregada desde el primer minuto del partido. Y Caja Rioja no lo puso fácil. Ayer, tampoco. Los dos primeros partidos se ganaron sobre la bocina y los dos siguientes se perdieron en un suspiro. Máxima igualdad que solo se podía romper por los destellos de calidad, por la confianza en un grupo con la proa a la LEB Oro.Peñas empezó de lujo. Un parcial de 7-0 que obligó a Sala a pedir su primer tiempo muerto. El quinteto del Lobe entró muy enchufado. Andrews pedía el apoyo de una grada volcada y Johnson, lo mismo. Es lo que tiene el compromiso con un club, que te hace sacar fuerzas de donde no las hay. Justo cuando Caja Rioja empezó a cercar al Peñas surgió el haly-hoop de Andrews. Lo de este chico es espectáculo puro y cuando le meta un poco más de sangre defendiendo sus vuelos le llevarán a la elite.

Peñas terminó el primer cuarto con Navarro rotando en un partido que ya era puro y duro de play off. Caja Rioja lo cerraba poniéndose por primera vez en el electrónico: 13-15.

El segundo cuarto se abrió con un Caja Rioja enchufado. Navarro sentó a Herrero y Sergi Pérez tomó la responsabilidad de gobernar la bola. Pero había atasco. Faltaba fluidez en ataque, aunque se defendía con todo al juego interior del Caja Rioja. El partido entraba en fase de desgaste. Allí donde la mente se ofusca, las muñecas se congelan y los latidos del corazón se aceleran. Sala sacó a su torre, Santana, y siguió con su chico malo, el otro Santana, el 8. La igualdad viajaba de la mano de la tensión, sin dueño en el electrónico.

La segunda parte arrancó con un 30-31 favorable a Caja Rioja, los nervios a flor de piel y el deseo de que los Santana jugarán más a baloncesto que a ser los 'bad boys' del partido. La reanudación fue con un 2+1 para Herrero. Y ya se sabe. El tercer parcial hace grande a este equipo. Ayer no podía ser menos. El problema llegó con la cuarta personal a Aranda, que lo llevó al banquillo. La diferencia nunca se fue arriba de 8 para el Lobe, que despuntaba con un gran trabajo colectivo y los destellos de Asier, una vez más, genial. Caja Rioja apretó (50-47) y llegó un 2+1 para Johnson (53-47).

El último cuarto se abrió con el Lobe 4 arriba, mucho cansancio y las pizarras de los técnicos reventadas. Johnson cortó un parcial de 0-5. Sala sacó a sus chicos malos para ensuciar el encuentro y pidió tiempo con 66-58 a falta de 5,40 para el final. Hasta el bocinazo, partido de nervios, de pasión y de amor a unos colores de una grada aferrada a una gran historia a la que quiere volver.