Muchos conductores se sorprendieron ayer al irse a incorporar a la autovía de Huesca a Zaragoza (A-23) en la salida sur de la ciudad, puesto que el acceso estaba cerrado y les obligaban a desviarse por la N-330, por delante del cementerio municipal. Las obras de asfaltado de 11 kilómetros obligaron a cortar ese tramo en sentido a la capital aragonesa y a desviar el tráfico desde las 7.45 hasta las 21.00, según informó la Subdelegación del Gobierno en Huesca. Hoy está previsto que continué cerrada en el mismo horario para acabar las obras.

Los conductores tendrán que desplazarse por la antigua N-330, que discurre en paralelo a la autovía y que se utiliza de forma habitual para acceder al cementerio, la universidad o el IES Pirámide y Walqa. En la primera entrada a la autovía, situada a unos cinco kilómetros antes de llegar a Almudévar, los vehículos ya se podrán incorporar a la carretera de alta capacidad.

Según informó la Subdelegación del Gobierno, el proceso de renovación de la capa de asfalto por las obras de mejora y conservación de la autovía Mudéjar han obligado al cierre total de la vía. De hecho, el martes solo se cortó uno de los carriles mientras se trabajaba en el otro, algo que ya no sorprende a los conductores en el trazado entre Huesca y Zaragoza.

Sin embargo, no es frecuente el corte total, que se produjo ayer desde las 7.44, según informó el centro de gestión de Tráfico. No obstante, este desvío no se ha había anunciado ni siquiera en la página web de incidencias de la dirección general de Tráfico. Los kilómetros afectados fueron desde el 346 al 357, desde la capital oscense en sentido Zaragoza. No obstante, Tráfico apuntó que no se habían registrado incidencias ni retenciones por el uso obligatorio de la antigua nacional.