SD HUESCA

Una espiral peligrosa

La peor racha de la temporada llega en mal momento y con el técnico cuestionado por un sector de la afición. El equipo, no obstante, depende de sí mismo.

Una parte de la grada mostró su desaprobación ayer con el primer cambio que hizo Calderón.
Una espiral peligrosa
JAVIER BLASCO

Los últimos resultados del Huesca han metido al equipo en una espiral peligrosa que debe intentar cortar cuanto antes o, de lo contrario, conseguir la permanencia será una tarea aún más dificultosa de lo que ya cabía esperar. Los datos que reflejan la caída en barrena del bloque azulgrana hablan de un punto de los últimos quince en disputa, además de tres derrotas consecutivas por primera vez en lo que va de temporada.

Dice el tópico que los equipos se hacen fuertes en casa, pero es precisamente en El Alcoraz donde está haciendo aguas el conjunto de Calderón, que ha perdido los tres últimos duelos ante su gente.

La seña de identidad de este año, la eficacia defensiva, enarbolada como bandera principal ante la escasez de goles a favor, también ha sufrido un duro correctivo en las dos últimas jornadas, en las que se han encajado siete dianas, la cuarta parte de las recibidas en las 35 fechas anteriores.

De los equipos que ocupan las ocho posiciones más retrasadas, el Huesca es el que menos puntos ha sumado en los últimos cinco compromisos. Su único punto contrasta con los diez que ha cosechado el Real Unión tras su victoria en la capital oscense. Cádiz y Las Palmas, con ocho; Albacete, con siete; Salamanca y Castellón, con seis; y Murcia, con tres, también han logrado mayor renta.

A la hora de repartir responsabilidades hay que mirar también hacia el banquillo. Calderón, que en líneas generales siempre ha explotado bastante bien los recursos que maneja, tanto el año pasado como este, ha generado en las últimas semanas ciertas dudas entre un sector de los seguidores con algún planteamiento concreto y, sobre todo, con la lectura de los encuentros. Lo suyo con la grada nunca ha sido el idilio perfecto, pero el grado de contestación hacia la labor del técnico ha aumentado sensiblemente tras los últimos partidos en casa.

Los foros de Internet no son el termómetro más válido en tanto que albergan la osadía del anonimato, pero también calibran de alguna forma el sentir de una parte de la afición, que cada vez parece más contraria al papel del técnico. Al míster gaditano se le reprochan las idas y venidas en la confección del once, donde un día aparece Vegar, lo hace muy bien y luego desaparece; o se tarda treinta partidos en aprovechar el potencial de Borrego; o se juega con un nueve, luego sin referencia y después otra vez con ella, todo en un mismo partido; o se prescinde por completo de los arietes... decisiones que no terminan de gustar a parte del respetable (que paga su entrada y tiene derecho a opinar de fútbol además de arropar al equipo), acompañadas de movimientos que no han surtido efecto como el entrenador deseaba, sin duda por un cúmulo mucho mayor de circunstancias.

Calderón tiene un año más de contrato y un sólido respaldo en el club, al menos de la dirección deportiva. A falta de cinco partidos, lo lógico es que sea él, junto a un vestuario maduro y positivo, quienes traten de enderezar el rumbo de un equipo que sigue teniendo la sartén por el mango.

Con una victoria en Castellón el futuro se vería mucho más claro, aunque los albinegros saben que la visita del Huesca es el último asidero que tienen a la categoría. El titular del Nuevo Castalia está a nueve puntos de una permanencia que ahora marca el cuadro oscense. Saben que si ganan se ponen a dos victorias de distancia con cuatro partidos por jugarse. Y saben que si pierden se acabó lo que se daba.