Miles de oscenses acuden a las romerías del Primero de Mayo, deslucidas por la lluvia

Cientos de personas comieron torta bendecida en Loreto, mientras que en la Virgen del Viñedo hubo más de 1.000 peregrinos.

Los romeros asaron carne en la Virgen del Viñedo
Miles de oscenses acuden a las romerías del Primero de Mayo, deslucidas por la lluvia
JAVIER BLASCO

huesca. Las tormentas deslucieron ayer el día de las romerías, el 1 de mayo; pero no aguaron los ánimos de los campistas en las ermitas de Loreto, Cillas y la Virgen del Viñedo, adonde acudieron algo más abrigados que en otras ocasiones. Menos afortunados fueron los de San Pedro de Verona en Graus, donde el chaparrón impidió la comida al aire libre, aunque los vecinos sí pudieron celebrar el acto religioso.

Cerca de 1.000 oscenses, menos que otros años, peregrinaron desde primera hora de la mañana hacia laVirgen de Loreto, a unos 3 kilómetros de Huesca. Y, a pesar de la tromba de agua, muchos se acercaron caminando para venerar las reliquias de los santos Orencio y Paciencia, padres de San Lorenzo. Después de la misa, a la que asistieron el vicario de la Diócesis de Huesca, Nicolás López, y representantes del Ayuntamiento, las 4.000 raciones torta bendecida y los 2.100 huevos duros (regados con 600 litros de vino y 1.000 botellines de agua) fueron buena recompensa para los romeros.

Aunque había algunos, como Helen Domínguez, que acudían por primera vez. "Es una oportunidad para venir a ver la ermita, y además el entorno es muy bonito, a pesar del mal día", dijo la oscense. Otros, como Ángel Dueso, no acudían desde hacía muchos años. "Siempre me había tocado trabajar -contó Dueso- pero este año tenía fiesta y he acompañado a mis hijos que tocan en la Banda de Música de Huesca". Una actuación que suele ser al aire libre, y ayer fue evacuada al interior de la ermita por la lluvia. "No podíamos fallar, y menos en nuestro 25 aniversario", afirmó el director de la banda, José Luis Sampériz.

Brasas al aire libre

Nuestra Señora del Viñedo, cerca de Loporzano, volvió a ser el lugar más concurrido del Primero de Mayo. Aunque el agua amedrentó a prácticamente la mitad de los habituales, más de 1.000 personas no se quisieron perder la celebración de los 12 pueblos del Abadiado de Huesca. Tras la misa y el paseo con las cruces de todos los pueblos, el olor a brasa se podía oler desde el improvisado parquin, que se encontraba lleno de barro por las tormentas de la noche anterior. "La gente ha venido un poco más tarde", apuntó la alcaldesa de Loporzano, Celia Carrera, quien comentó que "a pesar del tiempo ha habido bastante afluencia de vecinos". Y también de autoridades, como el presidente de la Comarca de la Hoya de Huesca, Pedro Bergua, o el vicepresidente de la DPH, Miguel Gracia, que visitaron el museo del molino de aceite, que atrajo la curiosidad de los peregrinos.

"Esta mañana no nos lo hemos pensado ni un segundo porque manda la tradición y hemos calculado que no va a llover", comentó sonriente Miguel Latorre, que había llegado desde Huesca con un grupo de amigos, con los que a mediodía preparaba el fuego para la carne. Un poco más abajo, María Asunción Gabarre, de Santa Eulalia de la Mayor, hacía lo propio para alimentar a 12 familiares. O, en el caso de Maribel Navasui, de Castilsabás, a 17. "Celebramos el cumpleaños de mi nieto, que hace un año", apuntó. Muchos otros incondicionales pasaron el día al aire libre, eso sí, con el paraguas a mano.

Para hoy se esperan menos lluvias, de modo que la romería a la ermita de Salas, donde a partir de las 11.00 habrá misa, reparto de torta y música, podrá disfrutar un poco más del sol.