HUESCA

Cientos de regantes de Monegros II reclaman celeridad para llevar agua a 6.200 hectáreas

Han logrado que se adjudique el embalse de Valdepatao, pero queda pendiente el sifón de Cardiel, de 12 kilómetros.

Los agricultores de Fraga y Ballobar llevan tres generaciones esperando el plan de regadíos de Monegros II. Su inquietud por poner en valor las amplias extensiones de tierra situadas a ambos lados de la carretera N-II se ha transmitido de padres a hijos durante décadas. Ahora, esa aspiración está más cerca.

 

El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino acaba de adjudicar las obras del embalse de Valdepatao, una obra crucial para ellos. Sin embargo, los regantes expectantes, que quieren abandonar ya este adjetivo, mantienen su lucha para ver completadas las infraestructuras, para que tras el pantano se ejecute el sifón de Cardiel, la conducción de 12 kilómetros que repartirá el agua a 6.199 hectáreas.

 

Representantes municipales y agricultores valoran el paso que supone la contratación del embalse, con una capacidad de 5,7 hectómetros (se abastecerá del canal de Monegros) y una inversión de 15,4 millones. "Valdepatao es la obra más importante para cerrar las últimas hectáreas de Monegros II, pero quedan las tuberías", afirma la alcaldesa de Ballobar, María José Fontanet. Dice que "ya en 1995 creíamos que en un año se terminaría el proyecto, y en dos o tres, regaríamos". Ha habido que esperar más, un tiempo que se ha aprovechado para avanzar en la concentración parcelaria.

 

En Ballobar son más de 300 los propietarios beneficiados, un número similar al de Fraga. El concejal de Agricultura de este municipio, Antonio Martí, miembro de la gestora de la comunidad de regantes expectantes, recuerda con cierto escepticismo que "han pasado 15 años desde que se creó una comisión en Fraga para reactivar los regadíos de Monegros II". Este colectivo agrupa también a los regantes de la acequia de Ontiñena, cuyas obras se están ultimando, hasta sumar 13.000 hectáreas y un millar de agricultores.

 

El primer plano, en 2005

Actualmente la comunidad está gobernada por una gestora, que ya tiene un borrador de estatutos. De ella forma parte Ricardo Vilar, agricultor fragatino de 58 años. "Llevo esperando estos regadíos tres generaciones. Mi padre ya lo escuchó del suyo, y yo se lo digo a mi hijo. No se puede alargar tanto la ejecución de estos proyectos porque la gente tiene un tiempo vital corto para decidir qué hace en la vida". Valora la adjudicación del embalse, pero recuerda que falta el sifón de Cardiel, que todavía no ha pasado de la fase de proyecto. "El primer plano lo vimos en 2005, y en 2009 aún no hemos visto ninguna obra". Sin embargo, no desfallece. "Tenemos que insistir y luchar, superando todas las dificultades".

 

Prueba del empeño de los agricultores para que el plan de regadíos salga adelante es que en el trámite de concentración parcelaria no ha habido alegaciones. "En lo que depende de nosotros, vamos rápido", afirma Vilar.

 

Junto a él se han reunido en el bar de la estación de servicio de las Ventas del Rey, en Fraga, otros propietarios que también aspiran a ver cómo el agua llega a sus campos. El más joven es Francisco Cruellas, de 29 años. "Tenemos el mismo derecho a regar que los de arriba", reivindica. "La adjudicación de Valdepatao es un avance, porque confirma que se está haciendo algo, aunque después del pantano deben ir las tuberías", apostilla. También hace referencia al bloqueo sufrido por la declaración de Zonas de Especial Protección para las Aves (Zepas), un asunto ya resuelto. De hecho, muy cerca de la gasolinera, en el camino que conduce al despoblado de Cardiel, las primeras fincas están incluidas en una Zepa, y las tierras que hay más adelante esperan el regadío.

 

Otro de los más jóvenes de la comunidad de regantes expectantes es Javier Portolés, de 37 años, quien hace hincapié en que el agua "permitirá alternativas de cultivo". "El pantano traerá riqueza al territorio", asegura el ganadero Ramón Costa, de 48 años. "Es un bien para Aragón, porque aquí tenemos unas de las mejores tierras de España, tenemos un llano con más de 10.000 hectáreas donde se pueden plantar cultivos de invierno, de verano..., y crear riqueza con la ganadería. Nuestros políticos tienen que apostar fuerte por que las obras no paren. En el norte está el turismo, en Zaragoza, la industria, pero aquí nuestra fuerza es la agricultura".

 

Ya cerca de la jubilación, José Luis Alegre, agricultor de 56 años de Ballobar, duda de si habrá agua para todos si no se regula el río en la cabecera, pero "tenemos que completar Monegros II por el sur". Santos Sasot, del mismo pueblo y concejal de Agricultura, que también ha superado los 50, se muestra contundente al afirmar que "lo que tienen que hacer es invertir más dinero y terminar de una vez, porque pasan los años y aquí no se ve el agua".

 

Roces con el sindicato central

En los orígenes del plan de Monegros II, declarado de interés nacional en 1985, se habló de 65.000 hectáreas en las provincias de Zaragoza y Huesca. En el Alto Aragón inicialmente se repartían en los municipios de Ontiñena (4.438), Fraga (5.691) y Ballobar (6.206), aunque finalmente se recortaron y quedaron reducidas en estos municipios a 13.000.

 

Valdepatao estará en la cola del sistema Gállego-Cinca y extenderá hasta Fraga el sistema de Riegos del Alto Aragón. El colectivo de regantes expectantes ha tenido serias discrepancias con la comunidad general, después de que esta decidiera alegar contra el embalse de Monegros II. Pidió que no hubiera nuevas dotaciones en tanto en cuanto no se ejecutara la regulación del Gállego, anteponiendo la construcción de Biscarrués a la de Valdepatao, que solo podría llenarse con más agua en la cabecera del río.

 

La adjudicación de las obras hace una semana ha invertido el planteamiento de Riegos del Alto Aragón, ya que mientras en unos meses se pondrá la primera piedra del embalse de cola del canal de Monegros, Biscarrués sigue en proceso de información pública.

 

La alcaldesa de Ballobar es vocal de los regantes expectantes en Riegos del Alto Aragón. "Nosotros vamos a formar parte de la comunidad general y queremos Biscarrués, pero no podemos paralizar un proyecto por otro. En Ballobar, Ontiñena y Fraga tenemos derecho a dejar de ser regantes expectantes. Si somos más, haremos más presión, porque está claro que si no hay agua arriba, no regaremos abajo".