El obispado de Jaca tapia una iglesia por la imposibilidad de mantener su patrimonio

Solo en esa diócesis hay 250 templos de los que 219 siguen en uso, aunque con necesidades de restauración

La puerta de las iglesia de Lardiés está tapiada después del derrumbe de la cubierta
El obispado de Jaca tapia una iglesia por la imposibilidad de mantener su patrimonio
MAMEN PARDINA

El obispado de Jaca ha tapiado la iglesia de Lardiés, perteneciente al municipio sobrarbense de Fiscal, cuya cubierta se derrumbó a principios de mayo, ante la imposibilidad económica de restaurar esta edificación del siglo XVIII. Solo la diócesis de Jaca atesora un patrimonio de 250 iglesias, de las que 219 siguen abiertas al culto, pero muchas de ellas con diversas necesidades de restauración. Además, hay unas 260 ermitas, que en muchas ocasiones mantienen los ayuntamientos y las asociaciones vecinales. Todas sus necesidades se tienen que atender con 150.000 euros anuales de presupuesto, justifica el delegado de patrimonio de la diócesis, Jesús Lizalde. Las cuentas no salen.


La iglesia de Lardiés es solo un caso más de localidades con escasa población o totalmente deshabitadas cuyos templos se han derrumbado con el paso de los años, porque no se han atendido los problemas de construcción que han surgido. Según comenta Lizalde, una treintena de iglesias parroquiales de su diócesis están cerradas ya por este motivo.

 

Sin salir del municipio de Fiscal, recientemente los vecinos de Albella reclamaron ayuda (en este caso a la diócesis de Barbastro-Monzón a la que pertenece) para rehabilitar el templo, que creen que pone en peligro a vecinos y visitantes.

 

“Es un patrimonio muy grande el que tiene la diócesis. En estos momentos, estoy visitando todas las iglesias y es imposible de mantener, ni con la hacienda pública”, comenta el delegado de patrimonio, Jesús Lizalde. Por ello, el presupuesto del que disponen en estos momentos para obras se destinan a arreglar problemas en tejados, pinturas e interiores de los templos con culto. Este año han intervenido en 14 o 15 iglesias, pero asegura que no pueden llegar a más.

Los fondos, al Museo de Jaca

 

No obstante, ahora se destina una partida extraordinaria a las obras del Museo Diocesano de Jaca, asegura. “A veces se cree que nos lo pagan todo, pero la diócesis pone allí más dinero que nadie para que vaya adelante. Es una sangría importante”, explica.


De hecho, apunta que el Gobierno de Aragón solo colabora en la rehabilitación de las iglesias cuando están declaradas como Bien de Interés Cultural (BIC), pero si no tienen que pagarlo ellos en su totalidad. No obstante, destaca también que hay asociaciones de Sabiñánigo y Jaca que contribuyen a la rehabilitación de las iglesias más “preciosas”, algunas de ellas románicas.

 

“Estas asociaciones intervienen y buscan dinero y gracias a ello se van conservando, pero en las iglesias que no tienen una identidad propia, es mucho más difícil”, apunta. En este sentido, recuerda que se trata de una construcción “sin mucha entidad”.

Un símbolo del pueblo

En Lardiés queda en pie la torre y los cuatro muros de la nave central, entre los que han quedado los escombros de la cubierta que cayeron en su mayor parte en el interior. Aunque no descartan “en un futuro” volver a colocar una cubierta, hoy por hoy, el delegado de Patrimonio del obispado, Jesús Lizalde, considera que es “imposible” asumir los gastos de una rehabilitación.


“Se ha derribado por completo la techumbre, los muros se han consolidado y ahí está esperando a que en un futuro próximo, si es posible, podamos poner una nueva cubierta. Lo principal era quitar el peligro”, comenta. De todos modos, destaca que el templo llevaba 40 o 50 años sin culto. “Las iglesias son para los feligreses y si no hay gente en el pueblo...”, comentó aludiendo a que la necesidad ya no es acuciante.


No obstante, según el alcalde de Fiscal, Manuel Larrosa, estuvo abierta hasta hace dos años cuando las goteras y el estado de deterioro en general obligaron a cerrar por completo este templo barroco del siglo XVIII. Aunque desde el obispado le restan valor, para los vecinos, al margen del interés patrimonial, es un “símbolo” de la vida del pueblo, que cree que tendrá más futuro cuando se terminen las obras de la carretera N-260 Yebra de Basa-Fiscal.


La última celebración que hubo allí fue el bautizo de un vecino hace diez años. Para entonces, la iglesia ya presentaba un estado de deterioro notable y fue el padre del menor quien se encargó de mejorar la edificación. Ahora, les queda el esqueleto de lo que fue entre casas del pueblo.