HUESCA

Destrozos y pintadas en el polígono 41

Juegos infantiles, bancos, papeleras, fuentes... El mobiliario urbano instalado en el polígono 41 se encuentra ya deteriorado por los vándalos y las inclemencias del tiempo. Y eso que aún no se ha entregado ni uno solo de los 1.200 pisos previstos en esta nueva zona residencial

Los vecinos que estrenen sus pisos en el nuevo polígono 41 de Huesca, donde está previsto levantar 1.200 viviendas libres y de protección oficial, quizá no se encuentren la urbanización que soñaban cuando dieron la primera señal para empezar a pagar sus hipotecas. Y es que gran parte del mobiliario urbano que se ha colocado en esta nueva área residencial de 20 hectáreas ya ha sufrido las inclemencias del tiempo y, sobre todo, de los vándalos.


Hasta hace poco, la responsabilidad del buen mantenimiento de estas nuevas zonas verdes recaía únicamente en la junta de compensación formada por los propietarios de este suelo, pero recientemente, el Ayuntamiento de Huesca ha recibido por fin las obras por lo que tendrá que empezar a asumir la gestión.


La situación va camino de repetirse en el solar del cuartel de Artillería, cuyas obras de urbanización se encuentran ya muy avanzadas, ya que la empresa adjudicataria está instalando estos días una espectacular y costosa zona de juegos infantiles a pesar de que en este caso ni siquiera se han empezado a levantar ni una sola de las 650 viviendas previstas, 400 de ellas de protección oficial.


Un simple paseo por las nuevas avenidas y zonas verdes que se han acondicionado en el polígono 41 deja al descubierto el deterioro que presentan muchos bancos, papeleras, juegos infantiles, fuentes… Lo más llamativo sin duda es la plaga de grafitis que se ha cebado con estos elementos de mobiliario pese a que, en teoría, el polígono está vallado para impedir el paso de personas desde que finalizaron las obras de urbanización, hace año y medio.


"Se van a encontrar todo viejo"


"Donde pueden, allí meten el pincel o el bote de espray", lamenta Teresa Barreu, una vecina de la calle de los Olivos que pasea a diario por este nuevo polígono y que, al igual que otros muchos residentes de la zona, se suele "colar" en el polígono a través de uno de los numerosos agujeros abiertos en la alambrada. "Hace unos meses estaba todo nuevo y ahora es una pena que ya estén los bancos así de sucios porque cuando la gente venga a vivir aquí se encontrarán con todo viejo", manifiesta.


Teresa Barreu echa la culpa de este deterioro a los jóvenes. "Vienen a última hora de la tarde, saltan la valla o le dan una patada y hacen lo que quieren. Y si encima les dices que no hagan algo que está mal, te echan un descaro porque eres una persona mayor". No obstante, comprende que la situación tiene difícil solución "porque es muy complicado controlar que la gente no haga gamberradas".


Similar es la opinión de Ramón, un vecino de Huesca que suele ir a pasear en bicicleta por las nuevas áreas residenciales que se están creando al sur de la ciudad para ver la evolución de las obras. "Estos bancos llevan más de dos años puestos y se les ha ido todo el barniz porque han soportado ya mucho sol y mucha lluvia", asegura. A su juicio, lo más lógico sería que todo el mobiliario urbano se colocara una vez que llegaran los inquilinos de las nuevas viviendas que se están construyendo (solo hay cinco parcelas en obras).


Cree que el hecho de que se entreguen las urbanizaciones así "es quizá para que la gente que quiera comprarse un piso vea la zona más apetecible". Sin embargo, opina que es un error que luego deberá subsanarse invirtiendo más dinero en mantenimiento.


A todo ello se suma el peligro que entraña poder acceder al interior del polígono para pasear o para que los niños jueguen en los nuevos columpios y toboganes ya que estas actividades se desarrollan justo al lado de parcelas que están en pleno proceso de construcción, con el continuo tránsito de camiones y demás maquinaria de obra que ello lleva aparejado.


Osca XXI pide que se abra


El presidente de la Federación de Barrios Osca XXI, Antonio Tuda, cree que la única forma de que estas zonas verdes no se sigan deteriorando es que el Ayuntamiento de Huesca las abra por fin al público, manteniendo eso sí una serie de medidas de seguridad para evitar accidentes por las obras que se siguen ejecutando en algunas parcelas. "La cuestión es que o pasamos todos o ninguno, porque ahora mucha gente se cuela por la valla y se están causando muchos destrozos, y si se abriera, habría vigilancia policial y se mantendría todo más cuidado", manifiesta.


Además, Tuda hace hincapié en que tal y como está ahora, la urbanización supone toda una tentación para los vecinos "porque si ves que al lado de tu casa hay una zona de entretenimiento y de ocio que da gusto pero que no te la dejan disfrutar, es una pena".


El presidente de la Federación de Barrios Osca XXI lamenta que la urbanización no se haya entregado todavía la ciudad "y sin embargo esté ya todo deshecho por los grafitis y por la suciedad y los cristales rotos del botellón". En este sentido, teme que cuando se abra por fin a la ciudad "tendrán que hacerla casi de nuevo". Asimismo, se pregunta de quién sería la responsabilidad si alguien se hiciera daño con alguna de las vallas que están rotas o con cualquier otro elemento de las obras.


Por todo ello, Tuda subraya que los procesos urbanísticos de este tipo deberían funcionar al revés, "primero que construyeran los pisos y luego que se urbanizara porque sino, ¿quién paga luego los costes de los destrozos?".