HUESCA

Nueva inyección presupuestaria para restaurar el panteón real de San Pedro el Viejo

El Gobierno de Aragón está pendiente de contratar las obras, para las que ha destinado 161.000 euros.

El Gobierno de Aragón está pendiente de adjudicar las obras de restauración en la iglesia de San Pedro el Viejo, en Huesca. Los trabajos, presupuestados en 161.000 euros, contemplan la renovación de las cubiertas del claustro y de la capilla de san Bartolomé, en la que están las tumbas de los reyes de Aragón Ramiro II el Monje y Alfonso I el Batallador.


Recientemente se ha llevado a cabo la exhumación de los restos reales con el objetivo de realizar un análisis del genoma de los monarcas privativos de Aragón mediante un estudio que se alargará unos tres años. Las tumbas quedaron vacías y cerradas a la espera de que comiencen las obras en la estancia. En esta capilla se acometió hace 25 años una polémica restauración que ahora se trata de matizar modificando la iluminación y sustituyendo algunos elementos de metal y metacrilato utilizados entonces en la decoración de oratorio.


El director general de Patrimonio, Jaime Vicente, indicó hace unos días que los trabajos podrían iniciarse a lo largo del verano aunque se tratará de que estos tengan la menor incidencia posible en las visitas que cada día recorren las dependencias del antiguo monasterio románico, enclavado en el centro histórico de la ciudad y declarado monumento nacional hace más de un siglo.


La rehabilitación de la cubierta y la mejora de la capilla de San Bartolomé se efectuarán de forma simultánea. Javier Ibarbuen, arquitecto que ha redactado el proyecto, reconocía que el tejado del claustro "está francamente mal". Van a impermeabilizarse porque ahora está simplemente la teja sobre la madera y cualquier filtraciones gotera segura", explicó. Asimismo, la canal que recoge las aguas del claustro, que es de acero soldado, va a revestirse de cobre para dar una imagen más clásica de una canalización.


La intervención en el Panteón Real no será de gran calado, pero pretende mejorar estéticamente el lugar. La iluminación sufrirá un cambio notable, ya que los focos cenitales, un tanto desactualizados, van a sustituirse por otros colocados en el suelo y de menor intensidad para conseguir un aspecto de panteón. Las tumbas reales tendrán su propia luz.


Además, en el sepulcro de Ramiro II, a la izquierda de la capilla, se hará un recercado con bronce de manera que la losa romana, encajada con mortero, se diferencie de la pared. La tumba de Alfonso I, situada frente a la de su hermano, también va a restaurarse. Está blanquecina y apenas se pueden leer en ella el nombre de quien lo ocupa. "Se tiñe un poco la piedra para resaltar las letras y se suavizar el color blanco", explicó Ibarbuen. Asimismo, se resolverán algunos problemas de humedades que, entre otras afecciones, han deteriorado los restos del rey Alfonso I, según se pudo comprobar el pasado 18 de junio, cuando se abrió su sepulcro. También se hará un tratamiento de impermeabilización de las piedras y se restaurarán las partes del muro más dañadas. Se abrirán unos pequeños huecos de ventilación en el alabastro que está al fondo de la capilla y que en su día fue una puerta hacia el huerto del monasterio benedictino, construido en el siglo XI. Y si en su día se derriban las casas se recuperaría esa puerta.


El plan especial de San Pedro el Viejo, que data del siglo XI, contempla el derribo de las traseras de varios inmuebles de la calle de Ramiro el Monje (La Correría) que se edificaron en el siglo XIX y que envolvieron el entorno del antiguo monasterio. Los derribos pretenden eximir a los muros absidales y al panteón real de los materiales y el peso que soportan con el consiguiente deterioro para las paredes y la cubierta de la iglesia.


La comisión de Urbanismo dio vía libre a la actuación en octubre de 2003. Hacía siete años que se había aprobado el Plan Especial de Reforma Interior (PERI) del casco antiguo, que ya recogía la recuperación de San Pedro, pero fue necesario esperar a la redacción de un Plan Director que delimitara las actuaciones en la iglesia y su entorno. El documento estuvo listo en 2001 y a partir de ahí se diseñó el plan especial para dejar exento el perímetro de San Pedro el Viejo.