HUESCA

Las navatas vuelven al Cinca

Siete navatas, almadías construidas con troncos que eran utilizadas décadas atrás para transportar madera del Pirineo hasta los aserraderos de Tortosa, surcaron las aguas del río Cinca, en el Pirineo de Huesca, en recuerdo, un año más, de esta actividad tradicional ya perdida.


En el tradicional punto de salida de las almadías en la localidad de Lafortunada (Huesca) se dieron cita participantes procedentes de diversos países de Europa como España, Alemania, Austria, Eslovenia, Finlandia, Francia, Italia, Polonia o República Checa, que forman parte del XXI Encuentro Internacional de Navateros.


Aunque inicialmente se preveía la participación de nueve navatas de dos cuerpos de troncos (trompos), finalmente sólo saltaron a las aguas del río Cinca siete de estas almadías.


El descenso de estas peculiares embarcaciones de madera comenzó sobre las 10.00 horas en Lafortunada, y terminó una hora después en el Puente de Aínsa, tras un recorrido de 12 kilómetros de distancia salpicado de dificultades para los navateros.


La fuerza de la corriente y el alto nivel del caudal propiciaron que el trayecto, que en los últimos años llegó a prolongarse más de tres horas, terminara en una, y que las balsas no quedaran atascadas o encalladas en ningún recodo del río.


Las navatas participantes fueron construidas unos días antes mediante el sistema tradicional del que se servían los antiguos navateros para fabricar las almadías con las que descendían del Pirineo hasta Levante.


Un año más, el descenso de las navatas congregó a lo largo de todo el recorrido a cientos de personas de distinta procedencia para seguir las evoluciones de las almadía en el cauce del Cinca.


Los espectadores se situaron en distintos puntos externos del río para ver las evoluciones de las navatas y la destreza empleada por los descendientes de los antiguos navateros para salvar las piedras, los torbellinos o los recovecos del cauce, y revivir un oficio cuya actividad se prolongó durante siglos.