HUESCA

El pintor japonés Tokyo Ujike, enamorado del Pirineo y la jota

El artista japonés Tokyo Ujike (Hiroshima, 1947) salió de su país hace 30 años en busca de temas para sus pinturas y su viaje le trajo al Pirineo aragonés, donde su amor a las montañas -tema recurrente en su obra- y a la jota le han hecho permanecer 13 años hasta ahora.


Ujike, que subraya su origen afirmando que nació "dos años después de la bomba", reside en la localidad pirenaica de Boltaña (Huesca), en un pequeño apartamento en la que la movilidad se ve condicionada por la gran cantidad de lienzos, botes, pinturas y pinceles que surgen a cada paso en el interior de su vivienda.


La soledad que busca para su trabajo no le permite manejarse con soltura con el español, pero eso no impide que sus vecinos le saluden con amabilidad, con una ligera inclinación a la japonesa, y, en algún caso, con el saludo ritual "konichiwa", al que responde con una ligera sonrisa, la misma que le dedican cuando entona una jota.


Pregunta.- ¿Qué sabía de España cuando llegó al país? ¿Pensó en quedarse tanto tiempo?


Respuesta.- Cuando salí de Japón, hace 30 años, viajé por muchos países. Estuve en España y crucé muchas veces de Algeciras a Tánger para recorrer Marruecos, país que conozco muy bien y del que me considero un especialista. El Pirineo lo conocí a través de un pintor japonés que vivió hace tiempo en Boltaña y que me habló de este lugar maravilloso... y aquí estoy.


P.- ¿Qué hay en el Pirineo que ata tanto tiempo a una persona que empezó a viajar hace 30 años?


R.- Siempre busco la belleza de las cosas y siempre la encuentro. En el Pirineo todo es muy bonito, desde Cadaqués hasta Donostia. El movimiento de las estaciones en este lugar es lo que busca un pintor de paisajes como yo.


Ujike no sigue la tradición impresionista japonesa en sus pinturas. El realismo como filosofía, dice, y no el hiperrealismo es su opción de estilo, que vincula a su ideología comunista. Cada cierto tiempo envía decenas de cuadros con paisajes del Pirineo a los grandes hipermercados de arte que hay en su país.


P.- ¿Por qué es Japón el destino de la práctica totalidad de sus pinturas?


R.- Tengo muchas dificultades para vender aquí el tipo de pintura que hago. En Japón mis cuadros son muy apreciados y se venden a un precio muy superior. Y yo tengo que vivir.


P.- Pero ¿piensa regresar a Japón o va a continuar en el Pirineo?


R.- Sí que pienso que regresaré en algún momento, pero ahora, mi tesoro, el que busco -en alusión a los paisajes del Pirineo que motivan su pintura, y a la jota, otra de sus grandes aficiones-, está aquí.


Ujije, cuando marchó de su país, se separó de su mujer y dejó a sus tres hijos, que ya le han dado tres nietos. Y no disimula la emoción de sus recuerdos.


P.- ¿Se siente integrado entre la gente del Pirineo?


R.- Vine de París aquí porque la vida de la ciudad no me gusta. En Boltaña la vida no plantea ningún problema. La gente de aquí es buena, aunque muy tozudos en ocasiones.


P.- Entonces ¿piensa que España es un buen país de acogida?


R.- Claro. Pienso que los franceses tienen un corazón frío y que los españoles son simpáticos. Por eso muchos emigrantes quieren venir a España, por la amabilidad de su gente. Pero debo decir que yo no me considero emigrante, porque mi país no es pobre.


P.- ¿Cree que los españoles tenemos en general una idea exótica de Japón y no lo conocemos en realidad?


R.- Antes no se sabía casi nada aquí de Japón. Pero ahora se empiezan a publicar muchas noticias de mi país y se empiezan a conocer cosas.


P.- ¿Y qué le atrae tanto de la jota aragonesa, hasta el punto de recibir lecciones en la Escuela Municipal de Jota de Huesca?


R.- La jota es parte del tesoro al que me he referido antes, me emociona. He recopilado más de doscientas, y alguna la he adaptado al japonés. Pero debo decir que muchos joteros no conocen la técnica de canto. Ahora también escucho mucha zarzuela y ópera.


En su apartamento de Boltaña, Ujike mantiene algunas formas tradicionales japonesas de cortesía que le llevan a ofrecer a sus invitados zapatillas para entrar en la vivienda y té. Pero su estilo de vida se centra en el trabajo meticuloso del pintor paisajista... en una azarosa búsqueda de la esencia del Pirineo a través de sus pinceles.