LOS "OKUPAS" DEL PERPETUO SOCORRO

Los vecinos del Perpetuo Socorro reclaman el desalojo de un asentamiento chabolista

Los "okupas" se han conectado ilegalmente a la toma de luz de una casa cercana e incluso han disparado balines a los usuarios de la Ciudad Deportiva. El dueño del solar pidió una orden de desahucio, pero el juzgado la desestimó.

La paciencia de los vecinos del barrio del Perpetuo Socorro de Huesca se ha agotado después de sufrir durante más de un año las molestias e incluso las agresiones físicas por parte de los miembros de una familia que se ha asentado de forma ilegal en los bajos de la antigua gasolinera Niágara, en la salida de la ciudad a la N-240. La asociación vecinal ha enviado una carta al Ayuntamiento de Huesca y a los Servicios Sociales exigIéndoles que tomen "las medidas pertinentes" para resolver esta situación.


La entidad ha tomado esta decisión ante los perjuicios que les están ocasionando estos "okupas" a dos vecinos del barrio en particular, Julia Moré y su marido, José Villacampa, que llevan 50 años viviendo en el número 88 del paseo de Ramón y Cajal, una vivienda unifamiliar de dos plantas que linda con la vieja estación de servicio. Y es que este matrimonio ha sufrido en el último año dos empalmes ilegales de luz realizados, presuntamente, por los inquilinos de esta gasolinera.


Julia Moré recordó ayer que la primer vez que se dio cuenta de que se habían conectado a la toma de luz de su galería para tener suministro eléctrico fue el pasado verano porque le llegó una factura de más de 80 euros, cuando lo que pagaba normalmente eran unos 35. A raíz de este incidente, se vio obligada a colocar unas vallas metálicas en la zona de los corrales para impedir que los "okupas" invadieran de nuevo su propiedad, "y ahora ya no pueden pasar a no ser que trepen o que usen alguna escalera muy alta".


Sin embargo, los inquilinos de las chabolas agudizaron su ingenio y el pasado mes de diciembre volvieron a realizar otro empalme ilegal a la vivienda de Julia Moré y su marido, concretamente el día de Nochevieja "y tuvimos un cortocircuito tremendo, aunque esa vez no se metieron dentro de casa, fue desde una caja de luz del muro exterior". A todo ello se suma el insoportable olor que desprenden las hogueras que encienden estos "okupas" muchos días. "Sale tanto humo que no se puede aguantar y tienes que cerrar todas las ventanas", explica.


"Vivo con pánico"


La semana pasada, Julia Moré recibió la visita del concejal de Seguridad Ciudadana, Luis Felipe, y del intendente de la Policía Local, Alberto Edroso, "y ya me dijeron que el tema estaba en manos de un juez y que esperaban que el asentamiento pudiera ser desmantelado en poco tiempo". Ella confía en este compromiso aunque también deja claro que vive con "pánico" y que se siente totalmente desprotegida "porque mi marido tiene 86 años y yo 78, y si una noche nos pasara algo y no hubiera luz, ¿qué hacemos?".


Su temor es tal que cada vez que vuelve de pasear por el barrio con su marido "siempre me miro por toda la casa por si hay alguien dentro". "Tengo miedo porque incluso la Policía ya me ha dicho que tenga cuidado y que no me intente acercar a ellos para nada porque son muy malos", añade.


A las quejas de este matrimonio se unen las de la Asociación de Vecinos del Perpetuo Socorro, que denuncia las condiciones "insalubres, nocivas y peligrosas" en las que vive la citada familia "provocando tensión, miedo, rabia y peligro a todos nuestros vecinos".


Hacen hincapié en que las molestias también afectan a los propios usuarios de la Ciudad Deportiva, que está separada de las chabolas por una simple valla metálica de un metro y medio de altura aproximadamente. Y es que los representantes del barrio del Perpetuo Socorro aseguran que estos "okupas" han llegado incluso a disparar con escopetas de balines y a tirar piedras y otros objetos a las personas que estaban dentro de las instalaciones deportivas, que también han sido objeto de sabotajes eléctricos en varias ocasiones.


La asociación vecinal tampoco entiende cómo no han hecho nada hasta ahora los Servicios Sociales pese a que en el asentamiento de chabolas viven varios menores de edad. Reconocen, por último, que el Ayuntamiento de Huesca está al tanto de la situación y que está haciendo todo lo posible para solucionar el problema, pero insisten en pedir que se actúe con celeridad.