Los derribos para liberar los ábsides de la iglesia de San Pedro, monumento nacional situado en el centro histórico de Huesca, también han comenzado. Es difícil ver los trabajos porque se actúa en el estrecho pasillo que hay entre el templo y la parte trasera de los edificios de la calle Ramiro el Monje.

Parte de estas construcciones descansaban sobre el monasterio románico desde finales del siglo XIX. Provocaban daños por el peso y las humedades precisamente en la parte del claustro donde están las capillas; sobre todo, en la que se hallan enterrados Alfonso I el Batallador y Ramiro II el Monje, reyes de Aragón.

Ha costado varios años pagar a los propietarios de las viviendas las indemnizaciones por la expropiación, que alcanzaron un total de 900.000 euros. Las últimas se abonaron en 2013, pero hasta ahora no se ha dispuesto de los 140.746 € para los derribos. El Gobierno de Aragón se ha comprometido a llevar a cabo la restauración de los ábsides.

Los vecinos del casco antiguo aplauden la esperada intervención, pero al mismo tiempo denuncian el deterioro del entorno del monumento, incluido en las visitas guiadas que parten de la Oficina de Turismo, situada a pocos metros. "Es vergonzoso cómo están los dos primeros edificios que se ven cuando vienes de la plaza de López Allué", manifiesta la presidenta de la Asociación Osce Biella, Susana Oliván.

Junto al solar del inmueble que se derribó en 2013 porque estaba en ruinas, hay otros dos edificios en situación parecida. "Vemos que entra y sale gente y no sabemos si son okupas", apunta la portavoz vecinal. "No puede ser que junto a un lugar que estará en la ruta de los panteones reales de Aragón haya tanta suciedad y malos olores y desprendimientos de cascotes que aguantan las redes", denuncia Oliván. "Ya sabemos que son propiedades particulares, pero el Ayuntamiento debería hacer algo porque la iglesia de San Pedro necesita un entorno digno", añade.