Un paseo por la Huesca negra

El escritor Óscar Sipán ha relatado algunos de los crímenes más sonados de la capital en el siglo XX, en los lugares donde se produjeron y ante más de 50 asistentes

Óscar Sipán explica en la Correría el crimen de Marieta Pérez, asesinada en su taller de imprenta.
Óscar Sipán explica en la Correría el crimen de Marieta Pérez, asesinada en su taller de imprenta.
Rafael Gobantes

La historia de Huesca también está escrita con sangre. La ha estudiado hasta trazar un itinerario el escritor Óscar Sipán, que esta mañana ha encabezado un paseo por las calles donde tuvieron lugar algunos de los asesinatos más terribles de la historia reciente de la ciudad. Del 'crimen de la plancha' en la Correría al extraño triángulo que dejó dos cadáveres en el número 78 del Coso Alto y otro más en el vertedero de Fornillos, pasando por un escalofriante suceso que en 1912 involucró a poderosos y desheredados. Más de 50 personas han seguido esta negra ruta atraídos por el poderoso influjo de unas historias a menudo sin resolver, desconocidas o adulteradas por la censura de la época.

Sipán, que durante su carrera literaria ha realizado incursiones en la novela negra, se siente más atraído por la intrahistoria y el contexto social de estos crímenes que por los detalles morbosos. Ha estudiado 36 ejemplos que le sirven para trazar un mapa sociológico de la Huesca del siglo XX. “Han sido pequeñas investigaciones de andar por casa, varios fueron crímenes pasionales y otros movidos por móviles difíciles de explicar”, ha señalado. El literato se ha detenido en cuatro ejemplos que, en suma “nos cuentan quién mandaba entonces, o quién controlaba los medios de comunicación”.

A menudo, estos sucesos aparecieron deformados en la prensa; por ejemplo, durante el franquismo “el régimen solo dejaba que se publicara información sobre un asesinato a la semana”. Óscar Sipán ha querido esta mañana dar la vuelta a esa frase hecha e inexacta de que “en Huesca nunca pasa nada”. Y su deseo ha residido, asimismo en abrir el apetito investigador de los presentes. Estas historias no se encuentran a golpe de Google, “pero ahora disponemos de facilidades para consultar hemerotecas online y cotejar las leyendas locales que nos han contado en casa”.

La ruta se ha iniciado en la Correría con el que se denominó ‘crimen de la plancha’ y que costó la vida a Marieta Pérez en el taller de su imprenta. Aunque se consideró que este asesinato se había producido con una de sus planchas, las investigaciones aclararon que la mataron con un cuchillo con el que abría el bote de cola. Este suceso tuvo eco en publicaciones como la revista ‘El Caso’, que llegó a vender 500.000 ejemplares en 1958 con el crimen del Jarabo y sorteaba con ingenio la censura franquista. Era el producto de un “interés desmesurado por lo criminal”.

La comitiva ha acudido después a la calle de Lanuza, donde en febrero de 1985 apareció asesinado en su cama Carlos Cazaña con 14 puñaladas y dibujos rituales por el cuerpo. No se detuvo a nadie, aunque se vigiló durante años a un sospechoso. Otro aspecto relatado por el escritor ha sido la puesta en marcha, entre las décadas de los 70 y los 90, de un centro de psicópatas que se fue desmantelando tras las denuncias de asociaciones que velan por los derechos humanos. “Algún interno llegó a fugarse”, ha advertido Sipán.

En el Coso Alto, el guía de la Huesca negra se ha referido al crimen, en 1987, del vigilante de la discoteca Penny Lane y a ese triple suceso que comenzó con el hallazgo del cuerpo de Alfonso Aragón en su piso y una jeringuilla clavada en el brazo. Se pensó que se trataba de una muerte por sobredosis, y más en una época en la que la delincuencia y la heroína abundaban en la ciudad, hasta que se halló el cadáver de su esposa, María José Herrero, y el de Rafael Molina, una persona que presuntamente extorsionaba a la pareja.

Óscar Sipán alude al escritor Truman Capote y a su obra ‘A sangre fría’ para recordar que “donde quedan lagunas siempre hay material para la literatura”. El paseo ha concluido en la calle de Doña Petronila, donde en 1912 aparecieron diferentes partes del cuerpo de un bebé de apenas 15 días de vida. Este caso le interesa especialmente puesto que “en una Huesca de 12.000 habitantes vinculaba a la sociedad oscense y el tratamiento entre ricos y pobres”. Tras cuatro años de juicios, Francisca Santolaria, conocida como Paca la Hornera, fue condenada a cadena perpetua y se eximió a Prisco Martínez, sobrino del entonces obispo de Huesca.

“Fue el primer caso que saltó a la prensa nacional y extranjera y del se podría hacer un ensayo. Quién dice que no había un asesino en serie esa época… Los casos que se cierran en falso generan picor en los pobres”, ha concluido el guía. El acto ha estado organizado por el colectivo Somos, que durante esta semana va a celebrar su homenaje anual al cantautor aragonés José Antonio Labordeta. La transmisión oral de la historia local ha comenzado a convertirse en una tendencia en países como Estados Unidos. “La historia pasa de puntillas por ellas pero puede tener un interés. El turismo tiene que ir por ahí, nos diferencian en un mundo globalizado. El resto está agotado”, considera Sipán.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión