Los Danzantes abren el día grande de las fiestas de San Lorenzo

Este año, con un emotivo recuerdo a los cuatro antiguos miembros de la agrupación fallecidos en los últimos meses.

Momentos previos al arranque de una actuación.
Momentos previos al arranque de una actuación.
Rafael Gobantes

Cientos de oscenses han vuelto a abarrotar la plaza de San Lorenzo de Huesca para disfrutar de la primera actuación de los Danzantes. Este año, con un emotivo recuerdo a los cuatro antiguos miembros de la agrupación fallecidos en los últimos meses. Varios han portado crespones negros en recuerdo de sus compañeros y se ha guardado un emotivo minuto de silencio antes del comienzo de la actuación.

Los danzantes dan comienzo al día e San Lorenzo

También ha sido la ocasión en que Francisco San Emeterio ha ejercido como mayoral por la baja temporal de Pascual Campo, quien ha sido uno de los primeros en llegar a La Botería, el tradicional punto de encuentro de los Danzantes, y ha recibido una calurosísima ovación.

San Emeterio ha tomado parte en los dances de las espadas con que ha comenzado y finalizado el acto y en los palos viejos y nuevos. En las cintas y el 'degollau' ha tomado el bastón de mando que se transmite de generación en generación de Danzantes. El aplauso final ha premiado el desempeño de todos ellos en los diferentes cuadros.

Hay dos tipos de espectadores de los Danzantes. Los que madrugan para hacerse con una de las primeras filas y los que enlazan el ocio nocturno, cuando las opciones de fiesta se han reducido al mínimo, con la bajada a la plaza de San Lorenzo. Dos horas antes de la llegada de los protagonistas ya es complicado instalarse en la primera línea; lo normal es que los propios asistentes se organicen con educación y por orden de llegada.

Ha acudido, como siempre, una mayoría de oscenses, pero también visitantes y personas llegadas de otras localidades aragonesas. Como Carlos Romeo, de Valdonda de Santa Ana, quien ha destacado que "venir es un ritual. Llevamos 12 años viniendo y levantándonos pronto para estar aquí. Tenemos dos hijas que se lo perdieron en una ocasión y desde entonces no han fallado nunca".

Por su parte, la oscense Irene Escuer llevaba tres años sin acudir y se quedaba con "las danzas, como trabajan entre ellos los movimientos y la armonía que se genera entre los que venimos después de un día de fiesta tan largo". Por su parte, Pepa aludía a que viene "todos los años porque me gusta el ambiente, verlos bailar y todo lo que supone el 10 de agosto para la ciudad".

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