Los accidentes con animales se disparan un 36% desde 2015 y ya rozan el millar cada año

Tres de cada cuatro siniestros los causan los jabalíes. Pese a las vallas, el riesgo de colisión en la autovía A-23 se ha incrementado notablemente en los últimos años.

Los jabalíes escarban bajo la vallas que protegen la A-23, cerca de Walqa, para poder cruzar.
Los jabalíes escarban bajo la vallas que protegen la A-23, cerca de Walqa, para poder cruzar.
Rafael Gobantes

Una piara de jabalíes estuvo a punto de causar una tragedia estas pasadas Navidades cuando irrumpió en la A-23, a la altura del parque tecnológico Walqa, y colisionó con un turismo que circulaba en dirección a Zaragoza y posteriormente con otro que se dirigía hacia Huesca tras cruzar la mediana. Al final todo quedó en un susto y solo hubo que lamentar daños materiales. Fueron casi los últimos accidentes de un año que se cerró con 973 siniestros de tráfico provocados por animales tanto salvajes como domésticos, lo que supone un 36% más que en 2015.

Andrés Fernández del Río, jefe provincial de Tráfico, reconoce que en 2017 se batió el récord de accidentes con animales (23 más que el año anterior), aunque también lo achacó a la tramitación de más atestados por parte de los conductores para tratar de cobrar una indemnización. Y es que desde que entró en vigor la nueva ley de Tráfico, los conductores deben asumir los gastos de todos los accidentes ocurridos en días que no haya habido batidas, algo que hasta entonces recaía en los cotos o en la DGA. No obstante, se contempla la posibilidad de reclamar a la administración si la valla de la carretera permite la irrupción de animales o si no se ha señalizado el paso habitual de fauna.

Aunque prácticamente la totalidad se saldaron sin daños personales, Fernández del Río reconoció que la cifra global es muy elevada ya que suponen el 44% de todos los siniestros registrados el año pasado, que sumaron (2.221). Un dato que sitúa a Huesca entre las diez provincias con mayor número de accidentes de este tipo.

Según las estadísticas de la Jefatura Provincial de Tráfico, los jabalíes fueron precisamente los causantes del 75% de los siniestros en los que estuvieron involucrados los animales (726). Les siguen a mucha distancia corzos (81), perros (61), tejones (27), zorros (18), ciervos (14) y aves (12). En la lista también aparecen otras especies como cabras, caballos, gatos, liebres, ovejas o vacas.

Los datos también revelan que la gran mayoría de los accidentes se producen en horario nocturno y durante la época invernal. Y en cuanto a la frecuencia, el domingo fue el día con más siniestros (173) mientras que el menos ‘peligroso’ para los conductores resultó ser el martes (113).

Además, Fernández del Río asegura que así como en el caso de los ciervos, por ejemplo, hay una gran concentración de percances en el entorno de Villanúa y Canfranc (N-330), "en lo que se refiere a los jabalíes, tenemos accidentes por todos los sitios".

El ranquin de vías más peligrosas por la presencia de animales lo encabezó la N-240, tanto en el tramo de Huesca a Lérida como en el de Jaca-límite de Navarra, con un total de 95 accidentes. El segundo lugar corresponde a la N-260, con 76 en el tramo entre Montanuy y Fiscal, y 42 más en el nuevo trazado hasta Sabiñánigo. El tercer y el cuarto lugar lo ocupan la N-330 y la N-230 con 62 y 52 siniestros, respectivamente. Dentro de la red autonómica, la A-138 que va de Barbastro a Bielsa por Aínsa es la vía con más accidentes (57), por delante de la A-139 de Graus a Benasque con 45.

Las vallas no impiden que las vías desdobladas de la provincia también se cuelen en esta lista con 25 siniestros en la autovía A-22 entre Siétamo y Lérida, y 9 más en el tramo de la autopista AP-2 de Fraga a Peñalba.

Destaca, no obstante, la autovía A-23, que entre el límite de la provincia de Zaragoza y Nueno contabilizó el año pasado un total de 40 siniestros con animales implicados: 34 causados por jabalíes y 6 más por un ejemplar cada uno de ciervo, zorro, gato, corzo, liebre y ave.

En los últimos años, el número de siniestros de estas características se ha incrementado notablemente en la A-23, ya que entre los años 2013 y 2015 se registraron 68 y en los dos últimos años se han disparado hasta los 87. "A veces no hace falta que esté la valla rota para que puedan colarse a la autovía porque en otras ocasiones aprovechan también los huecos que hay en los accesos a Almudévar o a los polígonos de Huesca, por ejemplo", explica Fernández del Río. Y aunque en algunas zonas se han probado métodos para repeler o asustar a estos animales, tampoco han resultado complemente efectivos.

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