Circo callejero para inaugurar la exposición dedicada al payaso Marcelino

La muestra 'El príncipe de los payasos' se exhibe ya en la Diputación Provincial de Huesca con casi 300 piezas.

El grupo de circo La Raspa congregó a multitud de oscenses antes de la inauguración de la exposición.
El grupo de circo La Raspa congregó a multitud de oscenses antes de la inauguración de la exposición.
Javier Broto

La compañía de circo La Raspa realizó este jueves su particular homenaje al payaso Marcelino, congregando a numerosos oscenses en la puerta de la Diputación Provincial de Huesca, donde se inauguraba minutos después la exposición dedicada a la figura del artista de origen jacetano. Los porches de Galicia se llenaron así de amor por el circo, primero con el espectáculo 'Pas de nez. Sin nariz' y después con el recorrido por las cercas de 300 piezas que componen la muestra dedicada al payaso, y que podrá verse hasta el 25 de febrero, con el título 'Marcelino, el príncipe de los payasos'.

“Es una exposición retroespectiva que cubre muchos ámbitos y que ha sido un desafío llevar a la práctica”, explicó en la inauguración Víctor Casanova, uno de los comisarios de la muestra junto a Jesús Bosque. Porque en ella se incluyen documentos, fotografías, carteles, programas, postales, revistas y libros, que provienen de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y España, ya que el payaso actuó por todo el mundo. De hecho, uno de sus grandes hitos, que le catapultó a la fama internacional fue su actuación en el Hippodrome de Nueva York, el mayor teatro del mundo, con más de 5.000 butacas.

Como pudieron apreciar los numerosos visitantes que pasaron por ella en su inauguración, se ha otorgado una perspectiva teatral y cinematográfica a la exposición, ya que se han dividido los espacios como si fueran diferentes actos. Desde los orígenes humildes de Marcelino en Jaca -cuyo alcalde también estuvo presente en la inauguración, agradecido por haber podido ubicar en el mapa el origen del payaso-, hasta su paso por Londres y Nueva York, donde se consagró como artista, para culminar en su ocaso y suicidio. Todo eso acompañado de diferentes elementos de contextualización de la época en la que llegó su triunfo, pues el altoaragonés convivió con personajes como Chaplin o Houdini.

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