Pueblos 'desconectados'

Un plan aprobado esta semana por la Diputación llevará la banda ancha a más de 300 núcleos que difícilmente sobrevivirían sin contar con buenas conexiones a internet.

Teresa Salamero y Joaquín Naval, dueños de un negocio de turismo rural en Ballester, salen al balcón para tener mejor cobertura.
Teresa Salamero y Joaquín Naval, dueños de un negocio de turismo rural en Ballester, salen al balcón para tener mejor cobertura.
Ángel Gayubar

"La conectividad del mundo rural puede evitar que muchos núcleos rurales se queden vacíos". José Luis Bergua, empresario de Sobrarbe y concejal en el Ayuntamiento de Aínsa, que compareció en 2015 en una comisión especial sobre la despoblación en el Senado, cree que el plan aprobado esta semana por la Diputación de Huesca para desplegar la banda ancha, mejorando el servicio de internet, les ofrecerá "posibilidades de acoger a las miles de personas de todo el mundo que trabajan desde su ordenador y están deseosos de dejar de vivir en grandes ciudades para vivir en pequeños pueblos, eso sí, conectados".

La acción pública, con una inversión de 6,5 millones de euros, proveerá de banda ancha con 30 megas a todos los pueblos de más de 20 habitantes, definidos por el Ministerio de Energía como ‘zonas blancas’, que no disponen de cobertura de nueva generación ni hay previsión de las operadoras privadas de proveerla porque no les resulta rentable.

En el municipio de Aínsa, se beneficiarán 23 de los 29 núcleos rurales, donde actualmente la brecha digital "desesperan" a los vecinos por la lentitud y los continuos cortes del servicio, afirma el alcalde, Enrique Pueyo. No se trata solo de la posibilidad de descargar una  película. Es vital para la economía local, basada en buena medida en negocios turísticos, aunque también afecta a agricultores y ganaderos y a las pequeñas industrias de transformación.

"Es lo primero que piden"

Pueyo explica el caso de la dueña de un establecimiento de turismo rural, única habitante del pueblo. "Nos dijo que si no llevábamos internet, se tendría que ir. Se le puso una antena especial y allí sigue, aunque soporte una baja velocidad. Y ahora mismo hay una pareja de Barcelona que quiere venir a vivir a un pueblo de Aínsa. Lo primero que me han pedido es conexión, porque son trabajadores liberales y la necesitan", explica el alcalde. También los ganaderos se ven perjudicados. Allí donde funciona internet, pueden gestionar desde casa las altas y bajas de los animales. Donde no,  toca gestionarlo presencialmente en la Oficina Comarcal Agroambiental.

Pero entre los más perjudicados están los negocios de turismo rural. Joaquín Nadal, de Bellestar (Graus), un pueblo de 25 habitantes, se ha encontrado con potenciales clientes que rechazan el establecimiento cuando se enteran que internet les puede fallar. También le plantea problemas en su trabajo como agricultor y ganadero. "Nos han ofrecido una app para el campo que no podemos usar. Tampoco hacer cursos ’online’ porque la red se cuelga muchas veces". En Bellestar, sin bancos ni tiendas, "internet se necesita para todo", dice.

Raúl Andrés, dueño de una casa rural a 2 km de Borau tiene una instalación de placas solares controlable a distancia con un dispositivo, porque no vive allí, pero no lo puede utilizar. "Tampoco puedo ofrecer servicio de wifi y, aunque no es habitual que pierda al cliente por eso, porque hay gente que quiere desconectar, sí me ha ocurrido", afirma.

En la de Daniel Rivera en Sarratillo, a 14 km de Aínsa, no hay teléfono por cable. "Disponemos nada más que de un móvil, con una cobertura muy justita". Probó con internet vía satélite, pero el uso es limitado. "Cuando llega la gente a los apartamentos, les decimos que accedan a las redes sociales, a los bancos..., pero que no descarguen películas".

Empresas ‘online’

Con una buena conexión a internet se puede hacer negocio en cualquier parte. La prueba es Central de Reservas, empresa ‘online’ que nació y mantiene su sede en Aínsa. Aquí trabajan 24 de los 140 empleados, repartidos por 18 ubicaciones en varios países. "Todos vivimos ahora hiperconectados e hipercomunicados. Necesitamos la conexión más rápida posible", señala Ricardo Buil, CEO de la empresa. En 1995 la calidad de conexión en Aínsa era "terrible". Ahora ha mejorado y ellos cuentan con un sistema alternativo por satélite. En su opinión, se utilice cable, satélite o 4G, lo fundamental es "una conexión segura y a un precio asequible". Está convencido de que cada vez más gente huirá de la ciudad. "La tendencia va a cambiar y la vida en el medio rural necesita conexión".

La banda ancha llegará hasta la misma puerta, garantiza la diputada de Tecnología, María Rodrigo. "Nos da igual cómo la empresa conecte el pueblo, pero tiene que alcanzar hasta cada una de las casas. De esa forma, cuando el cliente necesite una tarifa, la tendrá al mismo precio que en la ciudad". El pliego de condiciones se va a licitar y se resolverá a principios de 2018. El contrato abarca hasta 2022, y los dos años siguientes son de prórroga. Aunque se podrá acceder a financiación europea al 50%, la Diputación adelantará la inversión.

Un factor decisivo para fijar la residencia’

Según las estadísticas, el 49% de los aragoneses opina que la conexión a internet es un factor decisivo para fijar su residencia en un lugar. Lo dice el estudio de las zonas blancas de Aragón, realizado a partir de la información del INE. En 2016, había un 69,5% de hogares con acceso a la red en estas áreas, cuando la media de Aragón es del 82%, "una diferencia notable" que justifica la acción pública, afirma José Félix Muñoz, responsable del Laboratorio Avanzado de la Universidad de Zaragoza sobre Aplicaciones Jurídicas y Empresariales en la Sociedad de la Información. Diferencias que se hacen todavía más evidentes en las poblaciones por debajo de 400 habitantes, según el informe.

Pese a la distancia tecnológica que padecen, el uso de internet en zonas blancas es igual de "complejo e intenso", e incluso más, en áreas urbanas. La banca o el comercio ‘online’ resultan imprescindibles donde no existe acceso físico a estos servicios. "Son usuarios intensivos", asegura José Félix Muñoz, pese a tener infraestructuras de conexión más deficientes.

A juicio de este experto, la intervención de la administración "no se va a acabar nunca". "Siempre tendrán este reto. Consiguieron llevar un ancho de banda de un mega, y ahora eso ya no vale, tienen que pensar en 30. Pero se perderían oportunidades si no se creara una buena infraestructura en el territorio", añade.

La DGA puso en marcha en 2015 el plan Conecta Aragón para llevar internet de banda ancha, al menos 30 megas por segundo, a las zonas donde no llegan las operadoras. Se concibió para 348 núcleos, con 100.000 habitantes, e incluía centros escolares. A pueblos aún más pequeños se llega con el plan Todos Aragón, fruto de la colaboración del Gobierno y las diputaciones, lanzado en 2016. Huesca quiere extenderlo a más de 300 núcleos, Teruel a 147 Teruel y Zaragoza a 140.

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