Sodeto crece con el 'baby boom' del Gordo

El premio de la lotería de Navidad de 2011 ha dado a los más jóvenes la posibilidad de permanecer en su localidad natal. En los últimos tres años, han nacido diez niños. Antes, solía haber un alumbramiento al año.

Niños y madres posan en el parque infantil de Sodeto, donde ha repuntado la natalidad.
Niños y madres posan en el parque infantil de Sodeto, donde ha repuntado la natalidad.
Patricia Puértolas

El Gordo de Navidad del año 2011, que dejó una lluvia de 720 millones de euros, ha tenido un importante eco en la localidad más agraciada, Sodeto, cuya asociación local de mujeres repartió el célebre 58.268. Seis años después de su llegada, los nacimientos se han disparado y en la actualidad, es posible hablar de un auténtico ‘baby boom’, que se ha visto favorecido por otros aspectos, como el gran ambiente de convivencia que se respira en la localidad.

La población, de unos 200 habitantes, suma diez niños menores de tres años, algo que no ocurría desde hace varias décadas, según explica uno de los nuevos padres y, al mismo tiempo, concejal del municipio, Borja Viñuales. Antes, la media de la localidad era de un nacimiento al año y hoy, hay quintas de hasta tres niños. Por ejemplo, entre 1993 y 2005, solo hubo 15 alumbramientos. En este cambio de tendencia han influido varios factores. De hecho, antes de la llegada del millonario premio, Sodeto contaba con varias generaciones que estaban dispuestas a permanecer en su localidad natal.

Ahora bien, el dinero recibido ha favorecido que algunos de esos jóvenes hayan podido hacer su deseo realidad, es decir, hayan tenido la oportunidad de elegir, sin verse obligados a emigrar a la ciudad en busca de trabajo. Dentro de las nuevas parejas, ya no resulta tan necesario que ambos trabajen y además, han dispuesto de la capacidad económica necesaria para adquirir nuevas tierras o, por ejemplo, crear sus propias explotaciones ganaderas. Todo gracias a los importantes ingresos recibidos.

Echar raíces

De hecho, cada participación de la lotería de Navidad estaba premiada con 100.000 euros. "En mi caso, el premio jugó un papel determinante y sin duda, me proporcionó el empujón definitivo para convertirme en madre. De lo contrario, puede que todo hubiera sido distinto", reconoce Sandra Del Pozo, que tiene dos niñas, Nora y Mía. Su caso es especial. Sodeto es el lugar de origen de su familia materna y ahora se ha convertido en su hogar, donde ha decidido echar raíces, después de haber residido en Inglaterra, Estados Unidos o Grecia. Desde allí, llegó hace una década acompañada del que era su pareja, Costis Mitsotakis, el único habitante que se quedó sin adquirir participaciones del popular 58.268, una circunstancia que convirtió en un ambicioso proyecto audiovisual en el que todavía continúa trabajando.

Al margen del premio, hay otras circunstancias que han favorecido el asentamiento de los más jóvenes y en consecuencia, la llegada de nuevos niños. Así, entre ellas, cabe destacar el gran ambiente de convivencia de este pueblo de colonización (perteneciente a Alberuela de Tubo), el mismo que consiguió que el premio de la lotería llegase al conjunto de sus habitantes, a excepción del singular griego.

"Aquí todos nos llevamos muy bien y desde siempre, ha habido un gran ambiente de unión y solidaridad, lo que también ha favorecido nuestra decisión de permanecer en la localidad", explican las jóvenes madres, entre ellas, la propia Sandra Del Pozo, que, después de recorrer medio mundo, decidió asentarse en Sodeto porque se siente "como en casa". "Aquí nunca te sientes solo y siempre tienes un apoyo", añade.

Una "gran alegría"

Los niños han cambiado el día a día de esta población monegrina. Y es que "son una gran alegría y además, dan salud", tal y como señala uno de los vecinos más longevos, Bernardino Sánchez, de 89 años de edad, que cuenta con hasta cuatro biznietos entre los integrantes de esta nueva hornada de pobladores.

En calles, parques y plazas de la localidad  se deja notar una mayor alegría y además, acaba de ser inaugurada una nueva escuela infantil. Está destinada a niños de hasta tres años y cuenta con un mínimo de al menos diez plazas disponibles. Casualmente,  ocupa el antiguo colegio, el mismo que tuvo que ser cerrado en el año 2012 por falta de alumnos, explica otra de las madres, Nazaret Sánchez, que tiene dos niños, Hugo y Luca. En su caso, agradece la puesta en marcha de este nuevo servicio, que ayuda a conciliar la vida laboral y familiar y además, "te proporciona un necesario respiro", añade.

Para ella y su pareja, también resultó determinante la posibilidad de contar con una mayor estabilidad económica, según explica, coincidiendo con otras madres, entre ellas, Yessica Pontaque, que tiene una niña, Carla, y otro bebé en camino. "Nos ha dado tranquilidad y por supuesto, los recursos necesarios para poder permanecer en el pueblo, que era nuestro deseo", señala.

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