La también exigente cara B de las trails de montaña

Las grandes carreras pirenaicas suponen un despliegue organizativo y de voluntarios que se inicia muchos meses antes de la celebración.

Organización de la Aneto-Posets, que se celebró en julio.
Organización de la Aneto-Posets, que se celebró en julio.
Aneto-Posets

Más de 5.000 litros de bebida y 800 kilos de fruta es la peculiar lista de la compra que ha preparado la organización de la Canfranc-Canfranc para la edición que se celebrará este fin de semana. Similar a la que preparan en la Trail 2 Heaven, que también tendrá lugar en las mismas fechas, pero en el Valle de Benasque. Para dimensionar estas cantidades, atendemos a que un español consume de media en todo un año 230 kilos de fruta, la cuarta parte de lo que se incluirá en un único día en estos avituallamientos, y seguramente sobrará muy poco. Porque el despliegue que implica cada una de estas pruebas acarrea un esfuerzo de coordinación que arranca meses antes y para el que los voluntarios se convierten en pieza clave. Porque los agradecimientos que desde la organización de estos eventos siempre dan a esas personas que trabajan desinteresadamente para que el día D todo salga perfecto, no son palabras en vano.

Disponer las provisiones de los avituallamientos, señalizar kilómetros y kilómetros o encargarse de que una vez finalizada la prueba todo quede el mismo estado que antes requiere a veces encaje de bolillos. Eso lo sabe muy bien Jorge García de Peña Guara, que coordina como director técnico todas esas labores en la más multitudinaria de las trails que se celebran en Aragón, la Aneto-Posets, que pone a 3.500 deportistas en el Valle de Benasque durante un fin de semana de julio. “Al final todo lo hace la experiencia, porque a base de acumular ediciones, todo sale más rodado. La primera vez siempre es más complicada porque es mucha gente y muchas previsiones, tienes que pensar en fruta, en bebida, en embutido... además de otros muchos aspectos que hay que controlar”, explica en base a su trayectoria de un lustro en ese cargo y con la participación de 450 personas como voluntarios.

Si el agradecimiento a todos ellos no es ni mucho menos una frase hecha, tampoco lo es eso de que desde el día siguiente a la celebración de la prueba se empieza a pensar ya en la siguiente edición. No obstante, el trabajo sobre el propio terreno suele comenzar un mes antes, cuando se contacta con los proveedores, que se convierten en muchos casos en colaboradores de la prueba ante las enormes cifras que se manejan en los pedidos. Llevar las previsiones a los puntos de avituallamiento se reserva para unos días antes, siendo en muchos casos casi una aventura. Como ejemplo, en la Aneto-Poset, solo tres de los nueve puntos en los que se disponen las previsiones tienen acceso con coche, por lo que toca recurrir al helicóptero. “La única opción es llevarlo por aire, ya que portearlo a pie o con animales implicaría empezar a hacerlo muchos días antes, y es inviable con algunos alimentos perecederos”, puntualiza García, que consiguen distribuirlo así en apenas hora y media de vuelo.

La Canfranc-Canfranc de este fin de semana incluye cinco recorridos diferentes, dos en el caso de la Trail 2 Heaven, de creciente exigencia, con el fin de dar cabida a todo tipo de deportistas y convirtiendo en terreno de la competición una gran superficie. Conseguir limitar cada uno de estos trazados dentro del paisaje es uno de los aspectos más delicados y en este caso, supondrá la colocación de 4.000 banderas de señalización por los senderos de Canfranc. “Hay que atender a muchas cosas, ya que a veces el sentido de los corredores cambia de unos recorridos a otro y tienen que ser visibles para todos, o pensar si los deportistas pasaran cuando haya luz o no...”, dice Jorge García en este sentido. En esta tarea los voluntarios tienen un papel fundamental, ya que en los días previos se dividen en grupos para dejar todo totalmente marcado y que no haya la mas mínima posibilidad de que nadie se desvíe del camino previsto.

Todas esas marcas de limitación desaparecen en muchos casos solo horas después de que pase el último corredor, ya que se encargan de retirarlos los voluntarios que están en los puntos de control próximos. No obstante, en los días posteriores se revisa todo el recorrido para asegurarse de que no queda nada.

Que los voluntarios repitan edición tras edición es muestra de lo satisfactorio de un trabajo duro en muchos casos, y además permite agilizar bastante los procesos. “Siempre se hace una reunión previa al día de la carrera para establecer una pautas y resolver posibles dudas, que si es gente con experiencia siempre son menores”, dice García, que dibuja un grupo muy heterogéneo en estos colaboradores. “Desde los niños que quieren poner la medalla a amantes de la montaña que disfrutan en los puntos de control”, dice.

En su caso, siempre nota algo de nervios en los días previos, como si fuera uno de los corredores, “más que nada por esas cosas que no puedes controlar, especialmente la meteorología, ya que una jornada con tormenta de lluvia y rayos te puede llevar a modificar todo el recorrido”, dice, “tocando madera”. La previsión para este fin de semana habla de temperaturas bajas durante la celebración de la Canfranc-Canfran y la Trail 2 Heaven, pero que no impedirán que cientos de voluntarios velen para que todo salga según lo previsto, y los más de mil valientes que se sumaran a estas duras citas solo tengan que pensar en conseguir cruzar la ansiada meta.

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