Los chiringuitos estrenan un espacio “más bonito, pero algo apartado”

La avenida Monegros recoge 86 puestos de venta ambulante.

Los chiringuitos de Huesca estrenan un espacio “más bonito, pero algo apartado”
Los chiringuitos estrenan un espacio “más bonito, pero algo apartado”
Rosa Calvo

Joyas artesanales, artículos de piel, juguetes o fundas de móviles. La avenida Monegros de Huesca se convierte en estos días festivos en un escaparate para todo tipo de productos, recogidos en 86 puestos de ventas ambulante. Los denominados chiringuitos, una parada obligatoria en los días laurentinos, estrenan ubicación este año, en la zona sur de la ciudad junto al recinto ferial, y como todo cambio ha suscitado diversidad de opiniones entre clientes y propietarios de los puestos, comparándolos con el paseo de Ramón y Cajal, donde se situaron en años anteriores.

“En mi opinión, esta ubicación queda muy lejana, hay que caminar mucho hasta llegar aquí respecto al centro de la ciudad, que es por donde te sueles mover en estos días”, decía la oscense María Ángeles Santolaría con rotundidad. “El espacio puede ser más amplio y bonito, aunque creo que en Ramón y Cajal tampoco había agobios, si lo comparamos a cuando se ponían en el parque”, añadía, mientras contemplaba las joyas hechas a mano por Inma Segura, que llegaba desde Lorca, en Murcia.

En el caso de esta joyería artesanal, acudían a Huesca por primera vez, por lo que no podían comparar con otros espacios anteriores. “Sí que es verdad que hemos notado que esta calle está bastante alejada de los servicios que puedes necesitar en estos días, como bancos o tiendas”, explicaba la propietaria.

Sí que se convertía en voz autorizada para opinar sobre ello Pedro Montenegro, ya que este año es el octavo en el que se visitan Huesca junto a su hija Verónica con su puesto de productos naturales dedicados a la salud y la belleza. “No hemos notado que haya venido menos gente en estos primeros días. Aunque nosotros a lo largo de estos años hemos conseguido hacernos con una clientela bastante fiel, que repite cada año porque le han funcionado muy bien nuestros productos”, explicaba el propietario del puesto, llegado desde Barcelona.

Como apunte, hacía referencia a que no había hecho mucho viento ni llovido en ninguno de los días, ya que era algo importante para saber si una situación es buena, “me han comentado que en esta zona se acumula mucha agua cuando hay tormenta. Afortunadamente, no hemos tenido que comprobarlo”, apuntaba Montenegro.

Los puestos que concentraban una mayor cola de personas frente a su mostrador eran los dedicados a la alimentación, en concreto uno de perritos calientes y bocadillos, y una crepería, situados uno frente al otro. Esperaban para recoger su crepe los jóvenes Enrique Azón y Verónica Martínez, que ya los habían probado en años anteriores y repetían en esta ocasión, como la mayoría de los que les acompañaban en la cola.

Respecto a la nueva ubicación de los chiringuitos, la opinión de la pareja era positiva. “Vivimos aquí cerca –haciendo referencia a los numerosos pisos de nueva construcción en esa zona de la ciudad-, por lo que para nosotros este sitio es casi de paso. Además, nos permite tener más cerca la fiesta sin que sea una parte que cree molestias como el ruido”, concluían.

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