De los campos nazis al racismo en el fútbol

Una superviviente del Holocausto y dos jugadores extranjeros de la SD Huesca lanzan un mensaje contra la intolerancia.

Dagmar Lieblová charla con los jugadores del Huesca Alexander González y Franck-Yves Bambock.
De los campos nazis al racismo en el fútbol
Verónica Lacasa

Dagmar Lieblová, Alexander González y Franck-Yves Bambock. Ella, ciudadana checa, superviviente de cuatro campos de exterminio nazi; ellos, jugadores extranjeros de la SD Huesca que también han tenido que superar la barrera de la intolerancia. Los tres han coincidido en Huesca en un acto organizado por el Ayuntamiento, el club de fútbol y la Fundación Alcoraz para presentar el libro 'Estoy aquí por un error', las memorias de Lieblová, escritas por un historiador de su país, Marek Lauerman, que recientemente se han traducido al español.

Esta profesora jubilada de Literatura Alemana en Praga ya estuvo en diciembre en la capital oscense, con motivo de una jornada sobre la memoria histórica, junto al último superviviente español del campo de Buchenwald, Vicente García Riestra, y ahora ha vuelto para dar a conocer su biografía.

En la presencia de Lieblová en la ciudad también han tenido que ver los profesores del instituto Pirámide Carlos Pérez y Jesús Inglada, promotores de un proyecto educativo 'Conocer el holocausto', que ha permitido acercar a los alumnos a la realidad de los campos de concentración.

El título del libro hace referencia al error que salvó la vida de Lieblová. “Cuando yo estaba en Auschwitz-Birkenau, seleccionaban a los aptos para los trabajos forzados. En el caso de las mujeres, el límite de edad era de los 16 a los 40 años. Yo tenía solo 15 y no cumplía el requisito para trabajar. Pero alguien en la administración del campo escribió mal mi año de nacimiento y en lugar de 1929 puso 1925. Creyeron que tenía 19 años y me seleccionaron para hacer trabajos forzosos. Esto me salvó la vida porque los que no tenían la edad adecuada para trabajar terminaron en la cámara de gas, incluidos mis padres y mi hermana menor”, ha contado.

No fue la única casualidad que le salvó la vida. Durante su estancia en Hamburgo en la II Guerra Mundial, salió indemne de los disparos y las bombas, y en el campo de Bergen-Belsen tuvo la suerte de que los británicos llegaron  en el momento justo. “Todavía éramos capaces de sobrevivir, pero si hubieran llegado más tarde, ya no podríamos”. Al volver a su ciudad natal en Checoslovaquia le diagnosticaron tuberculosis. “Los médicos dijeron que no tenía muchas posibilidades de recuperarse”. Evidentemente se equivocaron y ahora, con 88 años, disfruta de sus tres hijos y seis nietos. “Lo considero una gran victoria”, ha afirmado.

“Siempre digo a la gente joven que todos somos seres humanos y que tenemos que respetarnos independientemente de la religión o el color de la piel”. Este mensaje de la superviviente del Holocausto no ha sido el único contra la intolerancia que se ha podido escuchar en el Salón Azul del Casino de Huesca.

Alexander González y Franck-Yves Bambock, jugadores de fútbol, el primero venezolano y el segundo francés y de raza negra, agradecieron la oportunidad de poder contar su experiencia a la hora de integrarse. “Yo soy sudamericano y aunque hable español, no soy europeo”, ha comentado el primero. “Es importante que concienciemos a la gente sobre el respeto a todas las personas independientemente del país del que procedan o del idioma que hablen”.

Al acto ha asistido el profesor Carlos Pérez, uno de los promotores de los viajes que han llevado a alumnos del instituto Pirámide a conocer los campos de exterminio y entrevistarse con supervivientes, entre ellos Dagmar Lieblová. Él sugirió presentar en Huesca su libro y con ayuda del Ayuntamiento se buscó el apoyo de la SD Huesca y de la Fundación Alcoraz. “Lo unimos con el fútbol, porque hay jugadores que han tenido problemas. Dagmar además es de una ciudad cerca de Praga donde un judío inventó el fútbol moderno. De hecho Hitler le dio la mano en las Olimpiadas de Berlín”, ha contado el docente.

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