Los niños de Cerler rapean para prevenir el acoso escolar

El colegio público de la localidad ha trabajado el tema con sus alumnos, que han grabado un vídeo cantando.

“En el cole de Cerler no nos queremos enfurecer” es el pegadizo estribillo del rap que han creado en el centro escolar de esta localidad altoaragonesa como todo un alegato en contra del acoso escolar. La campaña 'Se buscan #valientes' lanzada desde Mediaset con este mismo fin y con El Langui como cara visible sirvió de inspiración para los dos profesores del centro, José Félix Martínez -que da clases a los más mayores-, y María Monzón -que se encarga de los peques de infantil-.

“Nos pareció un buen tema para la asignatura que tenemos como alternativa a la Religión, que se llama Valores éticos. Aunque como se trataba de enseñanzas muy útiles y vimos que los niños estaban muy interesados, lo extendimos a otras clases para que pudieran participar todos los alumnos”, explica Martínez.

En la clase de Lengua tocó rimar; en la de Plástica, crear los carteles alusivos al tema, y en los recreos, ensayar el que sería el broche final a varias semanas de trabajo: un vídeo interpretando el rap creado. “Aunque la composición y la grabación fue lo más divertido, durante dos semanas trabajamos directamente el tema, viendo algunos cortos y documentales, y leyendo casos y ejemplos para que los niños, también los más pequeños, llegaran a comprender el verdadero problema que supone una situación de acoso escolar”, explica el profesor.

“Al ser una escuela pequeña, de solo 13 alumnos, es muy difícil que en nuestras aulas pueda pasar inadvertido un caso así. Pero es importante que los niños tengan presente la necesidad de contactar con un adulto tanto si lo llegaran a sufrir ellos mismos como si detectan en compañeros situaciones en las que se les deja de lado, son víctimas de insultos o incluso de maltrato físico”, dice José Félix Martínez. “Eso no les convierte en chivatos”.

Sobre eso trata la letra que compusieron junto a los pequeños, y ya solo hicieron falta gorras, camisetas anchas y mucho 'flow' para que todo lo trabajado se convirtiera en un alegato hacia el buen rollo en las aulas. “La verdad es que son todos muy 'festivaleros', sin ningún tipo de vergüenza, y no hay más que ver lo bien que lo hacen”, dice el orgulloso profesor que junto a su compañera ya busca nuevos temas y materiales para llevar enseñanzas a sus pequeños que trasciendan lo que aprender en los libros.

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