La cata más dulce
Las nuevas trufas de la pastelería Tolosana, protagonistas en un acto de degustación.
Es esta una de las grandes particularidades de las diferentes trufas que firma la pastelería oscense, y es que solo pueden encontrarse en momentos puntuales, aunque en esta dulce cata se hizo una excepción, y el medio centenar de invitados pudieron probar también las otras variedades que se presentan en otros meses: las de cereza, de vino y las laurentinas. Como una explosión definía su creador, Isidro Tolosana, estos bombones que firma la pastelería de su familia, y cuyos matices ayudó a reconocer en cada bocado a los asistentes.
No queremos que los bombones se asocien siempre al hecho de hacer un regalo, sino que sean una forma de disfrutar en cualquier momento y sin que sea necesario un motivo, explicaba Jesús Tolosana, uno de los propietarios de la pastelería oscense, que despoja ahora de lazos y accesorios sus cajas de bombones para convertirlas en algo también apetecible para los jóvenes, que según el pastelero, siguen siendo los clientes menos habituales de su establecimiento.
Respondiendo a esa voluntad, se ha elaborado una imagen más sencilla para presentar las Trufas de Nöel, que aspiran a colarse entre el turrón y los guirlaches en las bandejas navideñas. Se trata de tres creaciones muy diferentes, en aspecto y sabor. Un crujiente de avellana y pasión, que esconde una perla de maracuyá y está recubierta de granillo de mazapán; un crujiente de café, con una infusión de café Arábiga y perfume de Baileys; y la trufa 5 especias, con aroma de vainilla, canela, clavo, nuez moscada y cardamomo, además de un toque final de jengibre confitado.
Todas cuentan con ese toque rock and roll, ese sabor inesperado, que te sorprende y a la vez te hace querer repetir, aseguraba Isidro Tolosana. Un punto también presente en las trufas de cereza, elaborada con la pulpa de esta fruta y un toque de anís estrellado, que se pueden encontrar al inicio del verano; o en las trufas laurentinas, que trasladaron a la mañana del 10 de agosto a todos los que este martes la probaron, gracias a su relleno gelé de limón y un ganache de cobertura blanca con una infusión de albahaca, y que pueden encontrarse en los días festivos de la ciudad; o la de vino, que se vende en septiembre, coincidiendo con la vendimia, y que es una cápsula de chocolate con trufa elaborada con un vino fuerte y oloroso.
Todas estas trufas vienen acompañadas de un nuevo diseño gráfico de marca e imagen que aparece en envases, etiquetas y los diferentes soportes utilizados para su comunicación. A base de tonos muy vivos en acuarela, se quiere trasladar con ellos la explosión de sabor que implica darle un mordisco a estos bombones, convirtiéndola también en toda una explosión de color.