El cohete laurentino más verde

La Guardia Civil de Montaña, de uniforme y con pañoleta, lanzó
el chupinazo ante miles de personas.

La fiesta en el lanzamiento del chupinazo de San Lorenzo 2016 en la plaza de la Catedral fue intensa en todo momento.
La fiesta en el lanzamiento del chupinazo de San Lorenzo 2016 en la plaza de la Catedral fue intensa en todo momento.
Javier Broto

"Por vosotros, para vosotros ¡Viva San Lorenzo! ¡Viva Huesca!". El grito de la concejal de Fiestas, María Rodrigo, activó a las 12.00 la maquinaria de las fiestas.El primer movimiento fue el disparo del cohete anunciador desde el balcón del Ayuntamiento, lanzado a tres manos por los representantes del Equipo de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil con base en la capital oscense.


Jesús Guillén, brigada jefe de Ereim; Jesús Roselló, teniente de la Uhel (helicóptero) y Darío Álvarez, jefe de los Grupos de Rescate e Intervención (Greim) de la Benemérita prendieron la mecha y desataron la euforia que llevaba demasiado tiempo conteniéndose en la plaza de la Catedral, donde miles de personas aguardaban con impaciencia el comienzo de San Lorenzo 2016. La espera se entretuvo con canciones, petardos que simulaban ser el chupinazo, duchas de vino, batallas con pistolas de agua o lanzamiento de harina, huevos y colorante amarillo.


La plaza se había ido llenado según avanzaba el reloj y el tumulto iba en aumento, sobre todo en la zona más próxima a la calle las Cortes y la costanilla de Santiago, donde los más jóvenes se apiñaban en un torbellino de color morado y camisetas rotas. Al otro lado, cerca de Quinto Sertorio, Forment y Dormer, el ambiente era más calmado. En los accesos, los controles policiales impedían la entrada de vidrios y objetos peligrosos. También requisaban los tapones de las botellas de plástico, una manera de evitar que estas pudieran lanzarse llenas de líquido y hacer daño.


El alboroto fue ganando intensidad hasta que la concejal y los guardias civiles salieron al balcón. La gente pidió que estos saludaran y saludaron, manteniendo la compostura porque iban de uniforme. En ese momento la emoción era una y apenas podía contenerse. María Rodrigo se dirigió a los "oscenses, peñistas, amigos y amigas de Huesca, por fin llegó el día 9, llegó una semana única para disfrutar del esfuerzo y el trabajo de todos. La concejal pidió que la fiesta se viviera desde el respeto "para que sea irrepetible".Lanzó los vivas y fue entonces cuando las certeras manos de quienes están acostumbrados a salvar vidas en la montaña y los barrancos prendieron la mecha del cohete. En su carcasa, llevaba los escudos del Ayuntamiento, la Guardia Civil y los Grupos de Montaña. Este último lucía en la pañoleta verde que llevaban al cuello los tres encargados del lanzamiento del chupinazo y el teniente coronel jefe de la Comandancia de Huesca, Vicente Reig, que acompañó a los agentes en el balcón principal del palacio municipal.


Fue en ese segundo cuando se congeló el tiempo y todas las miradas se alzaron hacia el cielo. Los que se escuchó después fue un bramido unánime, madurado durante todo un año y acompañado de aplausos antes de que empezara a escucharse y a bailarse al himno de San Lorenzo. La plaza empezó a vaciarse camino del Coso para formar la cabalgata que pregonó a la ciudad que la fiesta había comenzado.


De puertas adentro, en el Salón del Justicia, la tensión previa al disparo del cohete desapareció. Las coordenadas de situación y hora habían sido exactas y el momento más crítico, el que marcó el antes y el después, se superó.


Jesús Guillén no ocultó su satisfacción tras el lanzamiento. "Sabía yo que iba a ser emocionante, pero al ver a toda la gente, que nos han pedido que saludáramos... y ver cómo han respondido a nuestro saludo, con los brazos en alto y ese griterío... para mí, como oscense, ha sido tremendo", dijo. El brigada del Ereim de Huesca comentó que en el momento de prender la mecha había pensado en su mujer y sus hijas. Su corazón estuvo además "con los compañeros de montaña, de aquí y de toda la provincia, que el premio va para ellos".

El teniente Jesús Roselló señaló que, "cuando ves a la gente ahí abajo, que te miran con tanta expectación, esperando a que lances el cohete... me he sentido emocionado". En el instante del chupinazo él pensó "en toda la gente que nos ha elegido".

"La gente gritando, saltando... ha sido algo inolvidable", dijo Darío Álvarez, que se mostró impresionado con "las ganas de fiesta, el sonido del petardo y todos saltando y llenos de júbilo". Dedicó el cohete a todo el personal del Ereim, "que por aforo no ha podido estar en el balcón pero que son la base de que estemos aquí".


Entre saludos y felicitaciones, el alcalde, Luis Felipe, manifestó su deseo de que las de este año "sean unas fiestas extraordinarias, de convivencia, respeto y participación y en las que las novedades propuestas hayan sido para bien".El primer edil portaba la banda (como el resto de concejales) y el bastón de mando, ya la mañana fue solemne en el Ayuntamiento de Huesca.


La jornada empezó con el izado de las banderas de Francia y España por parte de él y del alcalde de Tarbes (Gerard Trémèges), un acto que simboliza el hermanamiento entre ambas ciudades. Continuó con la recepción de autoridades autonómicas provinciales y la entrega de la Parrilla de Oro. El alcalde francés, tras mencionar los actos terroristas sufridos en su país, señaló que "en este mundo agitado y a veces caótico, necesitamos crear espacios de tranquilidad y de fiesta". Felipe le transmitió la solidaridad de los oscenses con el pueblo francés y recordó la tragedia ocurrida hace ahora 20 años en el campin las Nieves de Biescas, donde murieron 87 personas.

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