Un oscense deja una casa y 30 fincas a la institución que acogió a un familiar en su orfanato

Un hombre ya fallecido, natural de Centenero, hizo testamento a favor de la Diputación de Huesca, que gestionó durante décadas el hospicio

Residencia de Niños, que fue antiguo hospicio de la Diputación y hoy tiene usos universitarios
Residencia de Niños, que fue antiguo hospicio de la Diputación y hoy tiene usos universitarios
Javier Blasco/Heraldo

La Diputación de Huesca ha recibido una inesperada herencia relacionada con los años en los que la institución gestionó la Residencia de Niños y Niñas, donde acogió a huérfanos o menores cuyos padres no tenían dinero para mantenerlos. José Giménez Palacín, que falleció el 6 de agosto de 2017, legó todo su patrimonio a la Diputación, como agradecimiento por haber acogido a un familiar. Dos meses antes de morir, el 2 de junio, hizo testamento ante notario y decidió cederle la totalidad de sus fincas rústicas y urbanas, ubicadas en Centenero.

Giménez nació y vivió en este pueblo del municipio de las Peñas de Riglos. Sus padres habían acogido a un niño del antiguo hospicio, con el que se crió como si fuera un hermano. Viudo y sin hijos, decidió dejar su patrimonio a la administración. Aunque era de Centenero y mantenía allí las propiedades heredadas de sus padres, él trabajó en una fábrica en Huesca, donde residió hasta el final de su vida. Los últimos meses los pasó en una residencia. Pese a ello, "subía por el pueblo a menudo", comentó un vecino, aunque en el pueblo ya no tuviera familia.

El Boletín Oficial de la Provincia ha publicado este martes la aceptación del legado, consistente en una casa, un pajar y 30 fincas rústicas. El valor total asciende a 119.255 euros. Hay una 10 o 12 hectáreas de campos de cultivo y el resto son de monte.

La tramitación ha sido larga, ya que se ha tenido que aclarar la situación física y jurídica de las fincas rústicas y urbanas y comprobar su titularidad en el Registro de la Propiedad de Jaca y el catastro. Ahora se procederá a su inclusión en el inventario de bienes de la Diputación, que ha abierto un periodo de información pública para que se formulen alegaciones.

Es más habitual que sean los ayuntamientos o el Gobierno de Aragón los beneficiarios de herencias. Resulta más infrecuente que estas recaigan en favor de una diputación. En la de Huesca no se tiene constancia de un caso así al menos en los últimos años.

Las diputaciones tenían encomendadas tareas asistenciales desde el siglo XIX. Las residencias de Huesca se empezaron a edificar, según el Archivo de la Diputación, en 1876. En 1926 se inició la construcción del tercer y último pabellón destinado a Casa de Maternidad. “Su fin era acoger a niños expósitos, huérfanos o aquellos cuyos padres no tenían medios para mantenerlos y educarlos. Desde los años treinta del siglo XX existieron diversos talleres (carpintería, herrería, pintura...) que sirvieron para dar un oficio a los niños acogidos en ellas”. Pero con el tiempo esos edificios perdieron utilidad, ya que había menos menores necesitados de tutela y la competencia pasó al Gobierno de Aragón. En 2004, la Diputación cedió la antigua Residencia de Niños y Niñas a la Universidad y hoy esos inmuebles forman parte del campus.

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