Se refuerza la búsqueda del grausino desaparecido en el Ésera

Se ha cumplido una semana desde que el joven grausino Ismael García desapareciera en las aguas del Ésera tras caer el coche que conducía al río en pleno casco urbano de Graus. Fue un accidente que tuvo varios testigos que inmediatamente dieron la voz de alerta, lo que permitió montar en escasos minutos un amplio operativo de búsqueda del accidentado, favorecido además por la cercanía de los cuarteles de la Guardia Civil y del Servicio de Protección Civil que desplazaron rápidamente sus efectivos hasta el lugar del siniestro.

Sin embargo, siete días después el operativo sigue sin dar resultado a pesar de que no se están ahorrando esfuerzos ni medios materiales y humanos para encontrar al joven desaparecido. Este sábado, unos dieciocho efectivos de la Guardia Civil procedentes de los cuarteles de Bielsa, Benasque, Seira y Graus, el Seprona –cuyas motos les permiten mayor movilidad por las orillas- y del GEAS se encuentran sobre el terreno rastreando las orillas del Ésera ayudados por los bomberos y los miembros de Protección Civil de Ribagorza y por un grupo de voluntarios que, en canoa y a pie, ayudan a rastrear las orillas de una amplia zona de unos nueve kilómetros de longitud entre el punto del accidente y la presa del embalse. El operativo, que dispone de cuatro motoras que patrullan ininterrumpidamente en las aguas del río y del embalse, cuenta también con el apoyo del helicóptero de rescate de la Guardia Civil.

Al frente de este operativo se encuentra desde el primer día el capitán Arturo Notivoli que este sábado ha recibido una visita de apoyo del general Carlos Crespo, Jefe de la octava zona de la Guardia Civil en Aragón, quien quería reunirse con los familiares del desaparecido para expresarles su solidaridad. También se encuentra hoy en Graus el Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Huesca, el teniente coronel Francisco Javier Vélez, quien ya se ha acercado esta semana en varias ocasiones a la villa ribagorzana para conocer sobre el terreno el desarrollo de los trabajos de búsqueda del joven desaparecido que se siguen desarrollando en medio de unas durísimas condiciones tanto por la enorme cantidad de agua que baja estos días por el Ésera como por la frialdad de estas aguas que proceden de un deshielo tardío.

Tampoco han ayudado las tormentas caídas en amplias zonas de la cuenca en las jornadas del miércoles y del jueves que han provocado una enorme turbidez en el río que sigue impidiendo este sábado una mínima visibilidad a poco más de diez centímetros. El capitán Notivoli comenta que esta casi nula visibilidad obliga a que el trabajo de los buzos se tenga que limitar en las próximas horas a realizar un rastreo superficial. "En cuanto se aclare un poco más el agua empezarán a rastrear de nuevo el fondo en varios de los puntos clave susceptibles de dar resultados", apunta señalando que el equipo de los GEAS llegado el jueves de Madrid ha traído una moderna cámara de reconocimiento subacuático, "una cámara pocera la llaman", con más de cien metros de cable que permite tomar imágenes muy nítidas de las profundidades con la que ya se están rastreando varios puntos muy concretos donde hay posibilidades de obtener resultados. "No obstante –comenta-, la turbidez existente tras las tormentas limita su radio de visibilidad a un perímetro mínimo".

Mientras se aclaran las aguas, se están potenciando las labores de reconocimiento en la superficie del río y del embalse, por si la avenida de la jornada del viernes ha removido los fondos y empujado hacia arriba algún indicio, y de unas orillas que en muchos tramos tienen una densa vegetación. Aquí, en una zona delimitada, están trabajando especialmente los voluntarios que navegan en cuatro canoas dobles y las están rastreando a la búsqueda de cualquier pista que pueda ayudar a encontrar a Ismael García.

Como en días anteriores, en estas condiciones vuelve a ser imprescindible la utilización del helicóptero de rescate tanto para ver desde lo alto todo el conjunto de la zona rastreada como por el factor del viento provocado por la rotación de sus aspas que permite abrir claros en la vegetación de las riberas y comprobar lo que puede ocultar.