Las ansotanas que recorrieron España a pie vendiendo el té de Suiza

La exposición ‘Mullés/Mullers Ansotanas’, en Huesca, rinde homenaje a las mujeres de Ansó que trabajaron como vendedoras ambulantes de hierbas medicinales durante la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del XX

Recorrían España caminando. Iban solas y ataviadas con su traje tradicional como reclamo, porque facilitaba la ventas. Eran las ansotanas, vendedoras de hierbas medicinales y té de Suiza que a finales del siglo XIX y principios del XX llamaron la atención de escritores como Benito Pérez Galdós y pintores como Joaquín Sorolla, Laparra o Zuloaga. Un exposición les rinde homenaje y se inaugura este miércoles día 21 de febrero en Huesca coincidiendo con la conmemoración del Día Internacional de la Lengua Materna por parte del Ayuntamiento.

La muestra está comisariada por Elena Gusano, de la Asociación a Gorgocha y nieta de Miguela Gurría, una de aquellas vendedoras de té de Suiza que caminaron desde la cornisa cantábrica hasta la mediterránea, pasando por la meseta para llegar hasta Andalucía. "Es un caso único en España, donde también existieron las ‘trementinairas’ del valle leridano de Tuixent-Vansa y las lagarteranas, de la localidad de Toledo" explica la responsable de la exposición. No obstante, las primeras, que vendían esencia de trementina, no salían de Cataluña y no llevaban los trajes tradicionales y las segundas, que sí iban ataviadas con la ropa típica, empezaron a vender sus bordados ya entrado el siglo XX y utilizaban diversos medios de transporte.

La exposición, que podrá verse en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner de Huesca hasta el 7 de marzo, consta de fotografías, objetos y documentos originales sobre el trabajo de las ansotanas como vendedoras ambulantes. Los textos que explican el contenido de esta historia están en aragonés. La muestra, que en verano pudo verse en Ansó, ya ha sido solicitada desde la Casa de Aragón en Barcelona y el Museo de Artes y Tradiciones Populares de Madrid.

Elena Gusano, escritora en aragonés ansotano, explicó que buscando documentación para un trabajo encontró las listas de las primeras votaciones de las mujeres en España (1933) y le sorprendió comprobar que en el apartado destinado al oficio en la mayoría constaba, no ya el típico ‘sus labores’ sino ‘su sexo’. También socióloga, la comisaria de la exposición señaló que en aquella época, las mujeres, además del trabajo de la casa y de los hijos, se encargaban del campo y del ganado. "La casa autosuficiente en el pueblo no ha existido nunca y en muchas ocasiones las mujeres tuvieron que salir a ganar dinero para subsistir" aseguró .

Las ‘golondrinas’

A finales del siglo XIX, de las casas más pobres iban a trabajar a las fábricas del alpargatas de Mauleón, en Francia. En 1911 estaban empleados allí 712 aragoneses (la mayoría mujeres), de ellos, 105 eran de Fago y 93 de Ansó. Allí estaba durante unos seis meses, con jornadas de 10 horas pero con un jornal fijo, el primero para muchas de ellas. Las llamaban las ‘golondrinas’ porque se iban de casa hacia San Miguel, a finales de septiembre, y volvían en primavera. 

Según se explica en uno de los paneles, iban caminando desde Ansó hasta la venta de Juan Pito (1.200 m), en el puerto de Belagua (Navarra). Allí hacían noche y al amanecer pasaban a Francia por el collado de Arrakogoiti (1.416 m), en el vecino valle del Roncal y pasaban por la garganta de Kakueta para bajar a Santa Engracia, donde dormía para, a la mañana siguiente, coger la carretera hacia Mauleón. Eran tres días para hacer 85 kilómetros, de ellos, 58 los hacían andando, con niebla a veces y siempre con el riesgo de que nevara.

En aquellos tiempos, el franco tenía menos valor que la peseta y muchas de las trabajadoras preferían traerse para España las hierbas empaquetadas que se vendían en los herbolarios franceses como ‘té de Suiza’ en lugar del dinero. Después, lo revendían.

Otras mujeres buscaban empleo en los balnearios de Panticosa y Tiermas. Empezaban fregando y si eran buenas trabajadoras, al año siguiente las hacían camareras. Eso sí, no tenían jornal, trabajaban por las propinas de los huéspedes.

Elena Gusano señaló que el objetivo de esta muestra es "reivindicar los trabajos que han hecho las mujeres, que han sido silenciados y solo transmitidos por tradición oral entre generaciones".

La concejala de Lengua Aragonesa, Mary Romero, señaló que se ha querido aprovechar la celebración del Día Internacional de la Lengua Materna para, con esta muestra, "poner en valor el papel de la mujer trabajadora, dentro y fuera del hogar, a veces a muchísimos kilómetros como en este caso".

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