Pistou francés, guacamole de Méjico o kaesekuchen alemán sin salir de Sobrarbe

Cruz Roja organizó la iniciativa 'Comidas del mundo', con platos de 16 países diferentes.

'Comidas del mundo' en Expoferia de Sobrarbe
Pistou francés, guacamole de Méjico o kaesekuchen alemán sin salir de Sobrarbe

Un paseo gustativo por países como Alemania, Méjico, Inglaterra, Francia o Rumania ofrecía el puesto de la Cruz Roja en la Expoferia del Sobrarbe, que se celebraba en Aínsa este fin de semana. En total, 16 países diferentes que se integraban dentro del programa 'Comidas del mundo' desarrollado por la entidad en la comarca, y que tenía como fin promover la interculturalidad y la integración entre los vecinos de la zona. En total, en el Sobrarbe conviven ciudadanos de 20 nacionalidades, y algunos de ellos elaboraron platos típicos de sus lugares de origen, en todo un festival de sabores procedentes de todos los puntos del planeta.

Por 3 euros cada ración, los visitantes de la Expoferia pudieron probar preparados tan variados como 'Moros y Cristianos', característico de Cuba, 'Lihapullat' de Finlandia o 'Haggis and short bread' escocés. Durante todo el fin de semana, el menú fue variando entre las mañanas y las tardes, así como en las diferentes jornadas, para poder dar cabida a todos los países representados, aunando entrantes, platos más consistentes y postres.

Estas 'Comidas del Mundo' eran la primera iniciativa que Cruz Roja lleva a cabo dentro del programa lanzado de manera conjunta con el Ayuntamiento de Aínsa-Sobrarbe y que tiene como objetivo promover la interculturalidad dentro del territorio, con el fin de que los habitantes procedentes de otros países se sientan más integrados, y para enriquecer a la vez culturalmente la comarca.

Cruz Roja también estuvo presente dentro del desarrollo de la Expoferia de Aínsa dando asistencia médica a través de su ambulancia a la tercera marcha a beneficio de la Asociación Española contra el cáncer. De carácter no competitivo, puso el aspecto más solidario de la cita.

Este tipo de actividades enriquecían una feria dedicada mayoritariamente a la ganadería, la agricultura, la producción agroalimentaria y la conservación del medio ambiente, tratando la vinculación de todos estos campos como tema central en su trigésimo segunda edición, sin olvidar también la implicación del turismo. Así, durante todo el fin de semana se han mezclado actividades más divulgativas dedicadas a los implicados en estos sectores con otras para el público general.

Completaba la oferta de la Expoferia la parte de carácter expositivo, con todo tipo de productos, mayoritariamente artesanales, y procedentes de lugares como Aragón, Cataluña, Navarra, Cantabria, Extremadura, Madrid o León, así como Francia. Todas se podían contemplar dentro del Castillo de Aínsa, que ha llenado de visitantes durante todo el fin de semana. Especialmente significativa fue la afluencia el sábado por la tarde, con numeroso público atraído por elementos tan singulares como placas solares reducidas que generan energía y calientan agua, cinturones elaborados en madera, o aceite de hielo.

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