Las Cortes de Aragón han aprobado esta semana por unanimidad una propuesta para crear un observatorio de seguridad en montaña. Y es que cada año se producen 400 rescates y los fallecidos en actividades al aire libre ya superan a los de tráfico, convirtiéndose en un problema de salud pública con repercusiones sociales y económicas.

Pero, ¿cuánto cuestan los accidentes de montaña en Aragón? Un estudio dirigido por la médico y profesora María Antonia Nerín hace un cálculo a la baja de 55 millones de euros, una cifra que va mucho más allá de las horas de vuelo de un helicóptero. En la investigación han intervenido el médico Íñigo Soteras, que trabajó en el rescate en Aragón, la enfermera Inés Sanz, también especialista, y la profesora Pilar Egea, de la Universidad San Jorge. Lo que cuesta el rescate, afirma Nerín, directora del máster de Urgencias en Montaña de la Universidad Camilo José Cela, es solo "la parte visible del iceberg", un mínimo del gasto real.

Algunos datos se avanzaron en el Congreso Internacional de Montañismo de Zaragoza en 2015, pero los detalles se dieron a conocer el 30 de enero en un encuentro de profesionales en Asturias. Allí se expuso un caso práctico, el de un accidentado en Canfranc, con fractura de pelvis y de una vértebra lumbar (gráfico adjunto). El socorro medicalizado se calculó en 15.897 euros, pero la baja laboral, intervenciones quirúrgicas, días de hospitalización, rehabilitación y sustitución en su puesto de trabajo ascendieron a 225.737 euros.

Esta investigación tiene en cuenta más cuestiones que la mera asistencia inmediata. Un rescate medicalizado puede ir de 3.000 a 30.000 €, en función de la duración y los medios empleados. Las horas de vuelo del helicóptero rondan los 2 millones al año y el servicio médico especializado se calcula en 182.192 euros. El primero lo asume la Guardia Civil, así como el gasto de los Greim, y el segundo, el Salud, en este caso pasando factura a los accidentados con seguro (144 expedientes en 2014 por un total de 149.604 euros).

Esta primera intervención representa, según Nerín, "solo el 10% de lo que de verdad cuestan los accidentes. Lo que sale caro es la intervención quirúrgica, la hospitalización, la rehabilitación, la baja laboral, las indemnizaciones...". El costo social de un fallecido se contabiliza por los años de vida perdidos laboralmente, entre otros índices. Teniendo en cuenta la edad de jubilación, el de alguien de 42 años sería de 875.000 €. En el caso de invalidez permanente, 2.434.740€, sin contar las repercusiones indirectas (sanitarias, sociales, del cuidador, de la familia o de infraestructuras de accesibilidad).

Los cálculos se han hecho en base a los datos de rescatados, pero sin olvidar que el 90% de las personas accidentadas en la montaña acuden por sus propios medios al centro de salud o al hospital; y teniendo en cuenta que la media de edad es baja (34 años entre 1999 y 2008). Una parte están federados (entre un 5 y un 15%, según los estudios) y tienen cobertura del seguro, aunque también pueden acudir a la sanidad pública y sus bajas repercuten igualmente en la caja de la Seguridad Social.

Una cuestión de salud pública

Todo esto demuestra, según María Antonia Nerín, que los accidentes de montaña son un problema de salud pública "por su frecuencia, el daño que causan y el coste humano y económico". Sería necesario, dice, crear un observatorio, conclusión que ya avanzó hace 14 años en su tesis doctoral. "La cuestión no es cobrar los rescates sino aumentar la seguridad". La prevención y la formación atajarían las imprudencias contra las que advierten muchas veces los expertos.

Esta especialista no comparte la idea de que las actividades de montaña son de riesgo. "Se tienen que ver como un beneficio, porque mejoran la salud física y mental de quienes las practican. Conductas de riesgo son fumar, beber en exceso, el sedentarismo, el sobrepeso, e incluso correr delante de los toros en Sanfermines". Además, crean riqueza y fijan población en los valles de montaña. El turismo de montaña supone un volumen de negocio en Aragón de 3.000 millones de euros anuales. "Los accidentes no son más que los efectos colaterales no deseados de una actividad buena para la salud y para la economía", concluye.