La ermita de San Martín ya cuenta con el material para su reconstrucción

Miembros del grupo Arialla llevaron a pie los elementos necesarios para rehabilitar el edificio.

Cargados con mochilas de más de 25 kilos llenas de ladrillos, cemento o herramientas, los miembros del grupo Arialla pasaron este sábado una jornada dedicada a sus dos grandes pasiones: el senderismo y la contribución a mantener el patrimonio. Así, este grupo de montañeros, ligados a la figura de San Úrbez, respondieron a la llamada del alcalde de San Julián de Banzo, que pedía ayuda para poder llevar hasta la ermita de San Martín de la Bal D'Onsera todo el material necesario para su reconstrucción, ya que el lugar en el que se levanta es de muy difícil acceso, reservado para especialistas en el terreno.


El edificio había sufrido un gran deterioro tras la caída hace varios años de un nogal que se situaba junto a un muro exterior, derrumbando este, y con riesgo a afectar a la estructura de la construcción. La tradición dice que San Úrbez vivió en esta ermita y fue ordenado sacerdote en su interior, lo que motivó todavía más la decisión de los miembros del grupo Arialla de llevar a cabo la expedición. “Los vecinos del pueblo pidieron ayuda a la Guardia Civil para la reconstrucción, y mediante el helicóptero dejaron 720 kilos de material en el collado de San Salvador, pues era el punto más cercano al que podían acceder. Nuestra tarea consistía, por tanto, en bajarlo hasta la ermita, donde no era tanta la distancia como lo escarpado del camino lo que complicaba la tarea”, explica Ignacio Almudévar, que participó en la actividad como miembro de Arialla.


En total, y gracias a que se sumaron algunos participantes de la Javierada, fueron 18 personas las que completaron varias veces la ruta hasta que todo el material estuvo en las inmediaciones de la ermita. “Una vez allí realizamos tareas de limpieza del entorno, tanto de la basura como de la vegetación que empezaba a apoderarse de la zona”, añade Almudévar. Tras el transporte, serán los vecinos de San Julián de Banzo y otros devotos de la ermita los que se encarguen de que ese material, ahora perfectamente resguardado,levante de nuevo las partes dañadas de la edificación.


Desde los 38 años del más joven hasta los 67 del mayor, todos contribuyeron en la subida de material. “Óscar Vallarín, uno de los fundadores del grupo Arialla, portaba hasta 50 kilos en su mochila, aunque la gran mayoría llevábamos en torno a los 25”, destaca Ignacio Almudévar para ilustrar la dureza de la actividad. Actualmente son seis los miembros más activos de Arialla, “aunque en momentos puntuales en los que se pide ayuda, como este, siempre se añade alguién más”.


Óscar Vallarín fue junto a Arturo González el promotor de esta agrupación surgida en torno a la figura de San Úrbez, santo pastor que vivió en el Pirineo. Estos excursionistas emulan sus pasos en el camino que dice la tradición que siguió, desde Nerín hasta Huesca pasando por la ermita de San Martín, y que intentan mantener y cuidar, algo que extienden al resto del paisaje del Altoragón. Por eso, abogan por concienciar a la gente e incluso por llevar a cabo iniciativas de “apadrinamiento”. “En el País Vasco es una práctica frecuente que cada persona se haga cargo de una parte de un paraje”, comenta Ignacio Almudévar, “siempre con la formación adecuada, para evitar dañar alguna especie protegida”, concluye.

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