SALUD

Homeopatía: ¿quimera o realidad?

Lo único que tienen en común sus defensores y sus detractores es la pasión con la que defienden sus razones. En la calle, pocos conocen las claves de este método.

Los medicamentos homeopáticos, envasados a granel, en las instalaciones de Iberhome.
Homeopatía: ¿quimera o realidad?
VíCTOR LAX

Uno puede creer o no creer en la religión o la política. Los dos son temas que deben evitarse si se quiere entablar una conversación relativamente tranquila. Y, a tenor del debate abierto en las últimas semanas con motivo de la creación de una cátedra en la Universidad, se podría incluir en esta lista otro tema: la homeopatía. Su práctica tiene tantos fieles como detractores. Unos la ensalzan como la mejor medicina. Otros la tildan de pseudociencia.

Pero, ¿qué es exactamente? Grosso modo, es un método terapéutico que estimula la capacidad de reacción de los seres vivos frente a la enfermedad. Utiliza materias primas de 'los tres reinos' -animal, vegetal y mineral- que, tras someterse al proceso homeopático, se convierten en medicamentos aptos para todas las personas, incluyendo embarazadas y niños.

Dentro de su filosofía, no hay enfermedades sino pacientes concretos y uno de sus principios fundamentales establece que una misma sustancia tiene la capacidad de enfermar o de curar dependiendo de la dosis a la que es administrada. Por eso la cantidad que se da al paciente es infinitesimal, y si se diera a una persona sana en dosis mayores, le provocaría síntomas parecidos a los que tiene el enfermo.

Por ejemplo, alguien que tiene alergia a la picadura de abeja puede ser tratado con un medicamento homeopático a base de porciones pequeñísimas de ese mismo veneno. La cebolla (allium cepa) que tantos lloros y moquita nos produce, se utiliza cuando un paciente tiene síntomas de moquita y resfriado. O un caso más, la ingesta de grandes dosis de una planta, la arnica montana, causa dolor muscular, hemorragia o fiebre. Pero siguiendo el método homeopático, puede aliviar estos mismos síntomas. La lista es infinita, y todo está registrado en farmacopea: por qué parte del tallo debe cortarse la planta que se va a utilizar, cuándo debe recolectarse y cómo debe tratarse, paso a paso.

No obstante, generalizar en la indicación de estos productos sería atentar contra los principios de la homeopatía. Una sola sustancia puede tener cientos de aplicaciones: algo que se usa para el insomnio puede servir para el dolor hepático. Y ahí entra en juego la pericia del médico: su experiencia y la entrevista personal con el paciente son claves para acertar.

¿De dónde salen los gránulos?

Pocos conocen las claves del proceso de fabricación de estos medicamentos, lo que causa muchos recelos. ¿De dónde salen los gránulos que se adquieren en la farmacia como medicamento homeopático? ¿Quién los fabrica? ¿Realmente contienen lo que se dice?

En el centro de Zaragoza, un grupo de farmacéuticas y veterinarias trabajan en los laboratorios Iberhome. Cada día, dan salida a pedidos para muchas farmacias zaragozanas, para grandes suministradoras como Aragofar, Cofares y Alliance Healthcare y, además, distribuyen a toda España. Su pequeño tamaño y un trabajo muy personalizado han convertido al laboratorio en uno de los pocos del país capaz de preparar medicamentos a la carta, que cumplen con todos los requisitos legales y, además, solo se pueden vender en farmacias.

El proceso de elaboración es concienzudo y exige seguir al detalle todos los preceptos. En las instalaciones de Iberhome, esperan las materias primas, muchas recogidas del entorno natural más próximo. Raquel Gotor y Victoria Ibarzo, dos de las farmacéuticas responsables del proceso, explican que todo exige "calidad y mucho orden".

Cada materia prima, sea caléndula, arnica montana o potasio, se trata según dicta la farmacopea. Por ejemplo, en el caso de la caléndula, debe manipularse en las primeras horas tras ser recogida. En función de su humedad y características, se aplica el alcohol correspondiente, se macera y, tras el tiempo oportuno, se prensa. De cada compuesto se obtiene una tintura madre a partir de la que se harán las diluciones para 'extraer' unas décimas o centésimas de producto. Y aquí entra otra máxima de la homeopatía: diluir y dinamizar. La dosis que se utilizará finalmente es muy pequeña. Por ejemplo, basta con coger un mililitro de la tintura de caléndula que hemos obtenido y mezclarlo con 99 mililitros de solución hidroalcohólica. Después, se dinamiza (se agita 100 veces con una técnica concreta) y esto da ya una primera medida, 1 CH. Muchos preparados contienen 5, 7 o 9 CH, pero hay medidas mayores.

Después, la solución se impregna en los gránulos de lactosa y sacarosa o se prepara en gotas. El proceso pasa por muchos más pasos que garantizan su calidad pero, grosso modo, estas son las pautas.

Evidencia frente a experiencia

No obstante, uno de los caballos de batalla y una de las bazas de sus detractores es que, científicamente, no se ha hallado su mecanismo de acción. Hay efectos farmacológicos, biológicos y terapéuticos que pueden probarse, pero falta la evidencia científica de su efectividad. La farmacología molecular no es capaz de saber cómo funcionarían, por ejemplo, las altas diluciones de los medicamentos homeopáticos.

"No hay una demostración científica de que su efecto supere el placebo y, además, los conocimientos químicos contradicen los principios de la homeopatía", explica Ismael Pérez, director ejecutivo de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, uno de los grupos que rechazan estos tratamientos. "Se pueden recetar porque no son dañinos más allá del agua o la lactosa que contienen, pero nadie quiere que el médico le indique un placebo, ¿o no?", dice.

En contra de esta tesis se muestra la sección de Homeopatía del Colegio de Médicos de Zaragoza, integrada por 16 facultativos. Su presidente, Juan Martín Ballestero, es contundente. "Hace muchos años que el valor de la homeopatía está reconocido, sobre todo en Europa. Ofrecemos tratamientos individualizados y la gente los demanda porque funcionan. Antes, venía gente a la que la medicina tradicional no le había dado resultados. Ahora, nos visitan incluso personas que no tienen ninguna patología, pero quieren contar con la opinión de un homeópata".

Otro especialista, Ricardo Falcón, recuerda cómo ya hubo resultados de su poder frente a la gripe del 18 y habla del espíritu de esta línea terapéutica, que se basa en el tratamiento individualizado y a la carta. "El hombre no es solo la suma de sus órganos. Por eso, ante una misma experiencia, las personas, que funcionan igual, reaccionan diferente", asegura.