CASO CORDÓN

Francia siempre fue el gran santuario de los GRAPO y su centro de operaciones

La cúpula y buena parte de los miembros históricos de la banda terrorista GRAPO siempre encontraron en Francia un refugio seguro. Fue su 'santuario', como lo fue para ETA durante muchos años, hasta que los gobiernos español y galo decidieron colaborar. Sin embargo, para desgracia de muchas víctimas, la lucha contra ambas organizaciones fue desigual y de diferente intensidad.


Hasta el mes de noviembre del año 2000, cuando se detuvo a la cúpula de los GRAPO, ninguna acción policial había conseguido arrestar a ninguno de sus componentes, que tenían piso y cómoda residencia en París. Pero hasta entonces y desde su creación en 1975, la fanática y sectaria banda había cometido ochenta y dos asesinatos y tres secuestros.


El del empresario Publio Cordón en junio de 1995 en Zaragoza fue el principio del ocaso de la organización. Sobre todo, porque nunca llegaron a liberarlo ya que, como se ha demostrado ahora, lo mataron -o murió 'accidentalmente', como cínicamente ha reconocido ahora el grapo Fernando Silva- antes incluso de cobrar el rescate de 400 millones de pesetas que la familia pagó a los terroristas el 9 de agosto de ese mismo año en París.


El entonces presidente de Previasa había sido trasladado en una furgoneta desde el barrio de Casablanca de Zaragoza hasta el sur de Francia, donde sus captores se sentían a salvo y donde nunca les había molestado la Policía.


Su muerte en el lugar de su cautiverio llevó a los terroristas a fabular y propagar mentiras tales como que lo habían liberado en Barcelona y que el empresario les había pedido un carné falso para "desaparecer" voluntariamente durante un tiempo antes de volver a casa. Patrañas todas ellas tendentes a tratar de esconder su propia ineficacia como secuestradores. Pero estas calumnias cobraron más fuerza si cabe debido a las inútiles y torpes primeras investigaciones llevadas a cabo por la Policía, en las que se puso en duda incluso que había sido secuestrado.


El Ministerio del Interior y de Justicia, dirigido entonces por Juan Alberto Belloch, al conocer el comunicado de los GRAPO anunciando la liberación de Cordón, llegó a decir "que se mantenían abiertas todas las hipótesis y líneas de investigación que abarcaban desde un posible fallecimiento, una pérdida de memoria del empresario, una fuga voluntaria o que siguiera secuestrado".


El fracaso policial se palió en parte cuando el 3 de noviembre de 1995, cuatro meses después del secuestro, eran detenidos en Barcelona los grapos Enrique Cuadra Echeandía y Concepción González, autores del secuestro junto con José Ortín, detenido en Valencia al día siguiente. Los agentes entraron en el piso que Cuadra y González ocupaban en Barcelona con el convencimiento de que Publio Cordón estaba retenido en esa vivienda.


Sin embargo, no fue así. Aunque se consideró un éxito policial por la detención de tres históricos de la banda, no hizo sino incrementar la incertidumbre sobre el paradero del empresario y volver a desatar pábulos e hipótesis sobre su destino.

Duro enfrentamiento


A raíz de esos arrestos, la esposa del secuestrado, Pilar Muro, tuvo un duro enfrentamiento con el policía al mando de aquella operación, puesto que la mujer consideró que los deberían haber seguido, hasta llevarles al paradero de su marido.


Un año después del secuestro, con Jaime Mayor Oreja al mando de Interior, decidió traspasar el caso a la Guardia Civil y creó un grupo especializado en los GRAPO. Los agentes se pusieron manos a la obra y, sobre todo, se creyeron el secuestro.


A pesar de todo, su trabajo no daría frutos hasta noviembre de 2000, cuando proporcionaron a la Policía Judicial francesa los datos suficientes para dar con la cúpula de la banda terrorista, en París, donde había estado siempre. Tras años de espera, eran arrestados el ideólogo de la banda, Manuel Pérez Martínez, alias 'camarada Arenas', Fernando Silva, responsable del aparato militar, y cinco dirigentes más.


Aún así, los GRAPO todavía darían un zarpazo más en Zaragoza al matar a tiros en febrero de 2006 a la empresaria Ana Isabel Herrero en la calle de Cervantes.