MERCEDES GALLIZO

"El final de ETA ya está escrito; trabajamos para que sea lo más pronto posible"

La máxima responsable de las cárceles españolas valora la situación de los centros penitenciarios aragoneses, da su opinión sobre el Aragón actual y futuro y remarca el compromiso del Ministerio contra la banda terrorista.

La zaragozana Mercedes Gallizo
"El final de ETA ya está escrito; trabajamos para que sea lo más pronto posible"
ENRIQUE CIDONCHA

Usted que ha sido diputada autonómica, diputada en el Congreso por Zaragoza, directora de la Oficina de la DGA... ¿Cómo ve Aragón desde su actual puesto?

Aragón tiene muchas oportunidades para crecer y ocupar un lugar cada vez más importante. Creo por otra parte que es una Comunidad amable para los que vivimos en ella. No hay grandes convulsiones. El nivel de tolerancia y respeto que existe en Aragón es un valor importante. El tiempo de gobierno de Marcelino Iglesias ha ayudado mucho a desarrollar y a profundizar en eso, que casi es ya una seña de identidad en nuestra Comunidad. Zaragoza además se ha modernizado mucho en este tiempo.

Las encuestas empiezan a dar un paisaje muy abierto en Aragón de cara a mayo de 2011. ¿Ve posible que el PSOE pierda la Comunidad?

Las encuestas lo que reflejan son un estado de opinión en un momento dado. Tanto los que ahora salen bien como los que salen mal se equivocarían si extrapolan esos resultados porque aún se está lejos de la cita electoral. Dicho esto, cuando llegue el momento, los ciudadanos valorarán la gestión de estos cuatro años. Y en mi opinión esa valoración no puede ser negativa. Y eso que ha habido dos de ellos muy difíciles, pero para Aragón, España, Europa y el mundo.

¿Acierta Iglesias al irse?

Cuando alguien dice que quiere dejar una responsabilidad... no somos nadie para decir si es acertado o no. Cada uno tiene que medir sus tiempos. Y es verdad que cuando llevas mucho tiempo en la gestión, tú mismo te das cuenta de que no es bueno eternizarse.

¿Habla de Iglesias o de usted?

Hablo en general... La gestión tiene un componente de desgaste muy fuerte. Sobre todo si pones mucho corazón y mucha dedicación en todo. Cuando pasa un cierto tiempo, para uno mismo es bueno cambiar de registro. Y creo que también es bueno para las instituciones el que haya una renovación.

Sabrá que hubo dirigentes del PSOE que apostaban por un proceso abierto para elegir al sucesor. Y hubo quienes, en esa hipótesis, plantearon un perfil parecido al suyo. ¿Le habría interesado?

Estoy totalmente centrada en el trabajo que hago y no puedo hacer ninguna otra tarea más. Sería totalmente incompatible, incluido dedicarme a pensarlo. Nunca he manifestado ningún interés por intervenir en nada que no sea el trabajo que desempeño.

¿Le ha parecido bien cómo se ha hecho la sucesión?

Los partidos tienen su forma de determinar sus candidaturas a las diferentes instituciones y hay que aceptar cómo son las cosas. Me parece perfectamente bien hecho y me parece lógico que sea Eva Almunia quien le sustituya como cabeza de cartel. Tiene capacidad, recorrido, trayectoria de gestión y además ha formado parte del equipo de Iglesias, así que mantendrá una continuidad en su gestion y en la orientación que se ha dado a la DGA. Me parece estupenda porque reúne todas las condiciones necesarias para poner en valor estos doce años.

Su jefe es el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, qué ahora es además vicepresidente, ¿qué tal se trabaja con él?

He tenido la gran suerte de formar parte del equipo de un ministro, ahora vicepresidente, que es excepcional en todos los terrenos. Además de ser muy inteligente, de tener una gran talla política, es muy fácil trabajar con él. Es muy entendedor, le gusta estar en todos los temas, los conoce perfectamente, maneja toda la información que se le da, la tiene siempre en su cabeza. Y es una persona muy comprometida con la solución de los problemas, lo que en política se agradece.

¿Qué tal va la política de distribuir a los presos de ETA según su alejamiento o no de la banda?

La política de dispersión en los presos de ETA es una política ya con muchos años y recorrido. Fue con el ministro Múgica. Se entendía que era la manera lógica de enfrentarse a una banda terrorista cuyos miembros, no por el hecho de entrar en prisión, dejan de formar parte de esa organización. Se pensó que era más útil para la protección del Estado y de los ciudadanos el que estuviesen separados y no juntos. Esa política, en cada momento, tiene sus matices.

¿Y, en este momento, cuáles son esos matices?

De esos matices no suelo hablar.

Por ejemplo, la estancia de Otegi en Zuera. Hubo ciertas interpretaciones.

Que pasase por Zaragoza formaba parte del recorrido natural de vuelta al centro en el que cumple condena. A todo se le quiere buscar una interpretación oculta, pero en ese caso sinceramente no lo había.

¿Cree que está más cerca el fin de ETA?

Este Ministerio trabaja con toda su dedicación y con toda la inteligencia que somos capaces de aplicar para que ese final, que todos sabemos que está ya escrito, sea lo más pronto posible. Hay quien piensa que el hecho de que queramos que sea lo más pronto posible es por ver quién se apunta esta victoria. Es una opinión muy equivocada. Aseguro que cuando estás trabajando en el Ministerio de Interior, solo se busca cómo acortar esta pesadilla. Es un sentido de la responsabilidad extraordinario el que vives aquí dentro. Todo lo que esté en nuestras manos, desde luego es nuestro objetivo.

Y las actuaciones que han puesto en marcha para que ese final llegue cuanto antes, ¿están funcionando?

Creo que los hechos hablan por sí mismos. Estamos en una situación en la que ETA y lo que representa está cada vez más aislada y más en decadencia. Creo que hay una percepción general, incluso dentro de su mundo, de que ha llegado el momento del final. Otra cosa es cómo sea ese final, cómo se lo plantean, o los riesgos que podemos correr hasta que se produzca de forma definitiva. Somos muy cautelosos frente a todo. Creo que está claro que estamos más cerca del final, de que la acción policial y política han funcionado muy bien.

¿La penitenciaria también?

La penitenciaria forma parte de la acción política.

Entiendo que cuando llegue el momento final también tendrá mucha importancia cómo se articule la política penitenciaria.

Siempre la ha tenido en referencia a ETA. Hay que pensar que el grueso de la organización está en prisión. Lo que queda en el exterior es una minoría respecto de las personas en prisión, así que siempre ha sido muy importante. Y también cuando ETA termine.

En estos más seis años como máxima responsable de las cárceles españolas, ¿cuáles son los principales cambios que ha podido acometer en este tiempo?

Hace falta un poco más de perspectiva para ver cómo ha cambiado el sistema, pero sí hemos introducido cambios sustanciales. El más importante ha sido hacer que la institución sirva para los fines que tiene encomendados, que son la reeducación y la reinserción de las personas presas.

¿Las cárceles ya no sirven solo para su función de castigo?

Claro. Ahí es donde hemos volcado todos nuestros esfuerzos. Hemos puesto en marcha numerosos programas de tratamiento para las patologías que tienen muchas de las personas que ingresan en prisión, sea la droga, la agresividad, la violencia contra las mujeres, etc. Al mismo tiempo, hemos querido dignificar las condiciones de nuestras prisiones.

Lo que no se ha podido conseguir es que desaparezcan las situaciones de hacinamiento en algunas cárceles.

No me gusta nada ese concepto. Normalmente no se conocen las cárceles españolas por dentro, así que si se habla de hacinamiento alguno se puede hacer una idea de lo que ve en las películas. En nuestro caso, los centros, sobre todo los nuevos, están preparados para que en cada celda pueda haber dos personas. Y en este tiempo que tenemos un nivel muy alto de población reclusa, se da esa ocupación.

En Zuera se ha conseguido reducir ligeramente la ocupación.

En 2005 teníamos 1.733 reclusos y ahora hay 1.661. Y hay que tener en cuenta que en esos años, la población reclusa ha crecido un 26%.

¿Qué tal se mantiene Zuera?

Es el centro más grande, pero también el más moderno. A pesar de eso, hemos invertido mucho dinero en obras de mejora. Entre otras, ha habido una inversión de un millón del plan E y hemos instalado la fibra óptica, lo que, gracias a las videoconferencias, facilitará no tener que emplear a fuerzas de seguridad para hacer traslados. Ha sido además pionera en toda España con una oficina judicial dentro de la prisión. Esto, que lo hemos hecho con la colaboración de la Consejería de Política Territorial y Justicia de la DGA, lo están copiando otras Comunidades.

Teruel y Daroca tendrán por su tamaño una situación diferente.

En Teruel, que es la más pequeña, hemos hecho muchas obras de remodelación, hemos mejorado los dormitorios, el espacio deportivo, el aula informática, el taller, etc. Además hemos inaugurado una sección abierta en las antiguas viviendas de funcionarios. Pero lo más importante de Teruel es que el Consejo de Ministros ha tomado la decisión de ampliarlo. Es la garantía de supervivencia.

¿Se ha reconvertido ahora en partidaria de las macrocárceles?

Ni partidaria ni detractora. Todo tiene su parte positiva y negativa. Los centros pequeños tienen un riesgo de no sobrevivir, porque necesitan casi el mismo número de funcionarios que de reclusos. La garantía de supervivencia del centro de Teruel era ampliarlo, así que aposté por ello y ya se ha decidido.

¿Y Daroca?

Ha sufrido una transformación impresionante. Antes era una prisión a la que se destinaban personas difíciles, muchos primeros grados. Hemos querido quitarle ese estigma y que sea como las demás, en la que haya personas de todos los perfiles. Los tres centros hacen un trabajo extraordinario.