CRIMEN DE FAGO

"Este crimen es obra de alguien primitivo, no de un ingeniero como Santiago Mainar"

El popular abogado madrileño Marcos García Montes ha entrado en la escena del crimen de Fago. Famoso por sus casos y sus clientes, quiere demostrar que el único detenido por el asesinato no es el autor.

¿Por qué se hace cargo del caso en una fase tan avanzada?


Porque me lo ofrece la familia y el propio Santiago Mainar. Y no está en avanzada fase de instrucción porque ha tenido muy poca intervención de los abogados.


¿Esto quiere decir que va a pedir muchas pruebas?


Claro.


¿Puede avanzar alguna?


Sí. Estamos practicando ya una para acreditar que es zurdo y tiene cataratas.


Pero esas las pidió Javier Notivoli, ¿no?


Bueno. Yo las tenía preparadas para proponer y Notivoli se me adelantó cuando le pedí la venia.


Dijo que iba a presentar una recreación virtual del suceso.


Estamos con ella. También con la prueba que deberá acreditar que es zurdo. Mainar, delante de mí, hizo a los forenses un cuerpo de escritura que se ha enviado al Instituto Nacional de Toxicología para que dictamine que lo es. Además, tenemos testigos de que escribía con la izquierda cuando era pequeño y que su tutor en los Dominicos de Zaragoza le obligaba a hacerlo con la derecha.


¿Un zurdo que no vea bien no puede disparar una escopeta en una corta distancia?


Si la reconstrucción virtual y la prueba del Instituto de Meteorología nos revela que aquella noche había niebla y temperaturas bajo cero, quedará claro que una persona con problemas de cataratas, el ojo izquierdo recién operado, el derecho con una lente y que no lleva ropa adecuada, no puede subir a una montaña a coger una escopeta, volver al pueblo, ir al lugar de los hechos, todo eso (14 kilómetros) andando y luego regresar caminando otros 35 kilómetros. Es imposible.


¿Seguro?


Sí. Aparte de que yo mantengo que, desde el punto de vista de la sociología y biología criminal, este es un crimen como el de Puerto Urraco, de una persona muy primitiva. Pero un hombre como él, que es un ingeniero, que huye de la urbe porque le gusta el contacto con la naturaleza, no. Un hombre así, cuando idea un crimen, lo idea de forma distinta.


¿No cree que es un asesinato premeditado y con celada?


Sí, sí. Es personal. Decía Agatha Christie que no hay crimen sin móvil, ocasión y beneficio. En este caso el móvil es una enemistad clarísima con el alcalde. Pero él solo, además, no puede arrojar el cadáver por la cuneta. Lo que hace una persona inteligente es llevarlo al río y hacerlo desaparecer.


¿Tiene importancia que no haya aparecido el arma?


Es importantísimo, porque el que haya usado esa escopeta la ha hecho desaparecer. No como cuenta Mainar, que es inverosímil, sino de otra forma. Lo mismo ocurre con el cartucho. Dice que se lo encuentra. En el Pirineo, en el frío y la humedad, un cartucho se inhabilita en cuatro horas.


Calificó su declaración de megalomaniaca y contraria a la inteligencia.


Es surrealista. Megalomaniaca porque es de alguien que se hace autor porque está harto de que todo el mundo sea sospechoso, y un insulto a la inteligencia porque no es acorde con los hechos.


¿Como definiría a Mainar?


Le considero un intelectual, un hombre noble, amante de la naturaleza y contrario a las injusticias.


El que sea un personaje mediático, ¿le beneficia o le perjudica?


Estoy acostumbrado a que me venga de todo, desde Filesa, Rumasa, los Urquijo o Wanninkhof. Eso tiene su carga buena y mala.


¿Cómo valora una acción popular ejercida en nombre del PP?


Muy bien porque soy casi el fundador de las acciones populares. La primera vez que se plantearon lo hicimos Fernando Salas, el fallecido abogado, luchador de las injusticias y gran amigo mío, y yo. El problema es que se ejercite y que salga bien porque el PP la ejerció en el caso Filesa e hizo el ridículo. El presidente del Tribunal Supremo expulsó al letrado porque lo hizo mal y me quedé solo contra Filesa. Fue en 1997.


¿Qué importancia le da al caso Fago en su currículum?


Es uno más, pero tiene unas connotaciones especiales porque es un caso de la España profunda. Un pueblo, un alcalde con filias y fobias, y una persona amante de la naturaleza, culta, cultivada, que huye del mundanal ruido; que escribe muy bien y que en prisión se ha devorado media biblioteca. Un hombre bueno, preocupado por los demás. Mezcla la política, las injusticias, el hombre del renacimiento… Es un caso especial.