ABANDONADAS O CERRADAS

Estaciones de tren fantasma en Aragón

Algunas se quedaron sin personal y sellaron sus puertas, otras están junto a líneas sin tráfico y unas terceras ni se llegaron a abrir.En otros casos, los menos, se ha logrado dar un uso distinto al ferroviario. El Adif invirtió 3,9 millones en 2009 en 69 terminales.

El terreno sobre el que estaban colocadas las vías de la estación de Botorrita está ahora cubierto de matojos. El inmueble ha sido alquilado por un colectivo que pretende dar allí cursos de cocina
Estaciones de tren fantasma en Aragón
OLIVER DUCH

Son el reflejo de la realidad que sufre el transporte ferroviario convencional, ese que no entiende de altas velocidades y sí de comunicaciones útiles para la población de cientos de localidades. Decenas de estaciones de tren agonizan junto a los trazados ferroviarios de Aragón, como edificios varados junto a las vías.


En ocasiones ven pasar trenes de largo, y en otras hacen de decorado mientras unos pocos viajeros suben o bajan de los convoyes. Son paradas que en su día el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) consideró deficitarias y que se quedaron sin personal. Cerradas a cal y canto, lo habitual es que sean víctimas del vandalismo, a pesar de que en los últimos años ha habido inversiones millonarias para mejorar su estado.


El caso más significativo, sin duda, es el de la estación de Canfranc, un monumento que sigue a la espera de un uso, pero al que ha afectado el parón urbanístico actual. Se han adelantado dos fases de la reforma para arreglar las cubiertas y se ha reforzado la estructura, pero hace falta mucho dinero para arreglar la fachada, la marquesina, los sótanos... y más aún para reconvertirla en un hotel de lujo, como está previsto. Ahora, la posibilidad de unir las estaciones de esquí de Astún y Candanchú supone una esperanza para la zona, pero la mastodóntica terminal de Canfranc seguirá esperando, con el paso a Francia cerrado.


San Juan de Mozarrifar


En el inicio de esta línea, que parte desde Zaragoza, San Juan de Mozarrifar ya no ve parar los trenes y su pequeña estación está abandonada. Mejor suerte ha corrido la siguiente parada, Villanueva de Gállego, cuya estación ha pasado de escuchar el ruido de los trenes a oír los acordes que salen de los instrumentos de los alumnos de la escuela de música municipal.


Más hacia el norte, las estaciones de Riglos, Santa María y la Peña, Anzánigo, Caldearenas, Castiello o Villanúa sufren el paso de los años, que va haciendo mella, y la vegetación crece entre las vías. Algunas de ellas han sido reformadas en los últimos años. Generalmente, son apaños que no las embellecen, sino que las protegen de los actos vandálicos o que adecuan sus accesos en el caso de que sigan registrando el paso -casi siempre esporádico- de los trenes.


El asunto es más grave cuando se trata de edificios que tienen un valor patrimonial importante y que se abandonan sin cuidar su conservación. Es el caso de la estación de tren de Caminreal, en Teruel, levantada en 1933 y obra de Luis Gutiérrez Soto, el mismo que diseñó la antigua de Delicias en Zaragoza. De hecho, ambas terminales guardan similitudes. Es Bien de Interés Cultural y en estos momentos presenta importantes deterioros.


Caminreal fue el nudo de unión entre las líneas que iban a Teruel (ya desaparecida) y a Zaragoza, y en su vieja estación, de estilo racionalista, llegaron a trabajar más de cien personas. Estos equipamientos eran en muchos casos el núcleo de actividad principal de los pueblos, con llegadas y salidas de viajeros o mercancías que ahora se han perdido. En el caso de Caminreal la estación ni siquiera puede ver de cerca el paso de los trenes, ya que el apeadero para el uso actual se ha sacado a casi 50 metros de la terminal.


El resto de apeaderos y estaciones de la línea de Caminreal fueron obra de Secundino Zuazo, otro importante arquitecto racionalista de la época -autor, por ejemplo, de los Nuevos Ministerios de Madrid-. Muchos de ellos también agonizan y, de hecho, la estación de Navarrete, en Teruel, fue derribada por el Adif recientemente.


Las seis líneas de tren que cruzan Aragón se encuentran salpicadas de estaciones y apeaderos abandonados. Para Luis Granell, estudioso de los ferrocarriles en Aragón, "es la prueba de que a Fomento no le interesa el ferrocarril convencional, lo deja morir poco a poco".


Granell reconoce que "solo si el tren fuera la base del transporte las estaciones tendrían cierto sentido", pero reclama "un uso digno" para todos estos espacios que se extienden por toda la Comunidad.


Inversiones recientes


Las inversiones del Adif han sido importantes en los últimos años, pero mientras sigan cerradas el deterioro será imparable. El ente estatal destinó 2,4 millones entre 2007 y 2008 y 3,9 millones en 2009 (el plan incluyó mejoras en 69 estaciones). Las mejoras afectan principalmente a andenes, pasos de pasajeros y vías, por lo que las estaciones se llevan poco.


Peor suerte han corrido las estaciones de líneas desaparecidas. El caso más curioso es el de la de Teruel-Alcañiz, casi acabada antes de la guerra civil y desmantelada por las tropas nacionales. Sus estaciones nunca se estrenaron y algunas aún siguen en pie.


Fuentes del Adif señalan que están "abiertos a llegar acuerdos con entidades públicas o particulares para que las estaciones puedan ser destinadas a otras actividades", aunque algunos alcaldes apuntan que las condiciones que se imponen muchas veces son abusivas.