CRIMEN DE FAGO

El instructor del caso y del crimen de Fago seguirá ahora su carrera en Tudela

Además de procesar a los policías nacionales, el juez también abrió en su día diligencias contra un brigada de la Guardia Civil.

 El juez Ángel de Pedro Tomás ya no está en el Juzgado de Instrucción número 2 de Jaca, desde el que ha instruido casos de gran trascendencia pública, como el crimen de Fago. El mismo día en que firmó el auto de procesamiento de los siete policías de Jaca, el Boletín Oficial del Estado publicaba su traslado al Juzgado de Instrucción número 5 de Tudela. Desde que llegó a Jaca, en julio de 2007, a Ángel de Pedro no le ha temblado la mano a la hora de echarse a la espalda los casos, ni tampoco cuando se ha tenido que enfrentar a miembros de los Cuerpos de Seguridad del Estado, tanto policías como guardias civiles.

En el caso de estos últimos, HERALDO publicó en su día la decisión de la Comandancia de Huesca de denegar al juez el permiso de armas cuando lo solicitó por seguridad. Los trámites administrativos le obligaron a estar casi siete meses reclamando un derecho que le ampara y que, al final, tuvo que concedérsele cuando se descubrió que Igor Martín Niño, miembro de ETA había estado viviendo justo enfrente de él, en Jaca.

Estos trámites tuvieron unos altibajos que, casualmente, coincidieron con algunas actuaciones del juez. En concreto, después de que el 12 de agosto de 2009 el interventor de armas de Jaca emitiera un informe favorable, fuera validado por la Comandancia de Huesca y se enviara a la Subdelegación del Gobierno, el 21 de agosto regresó de nuevo a manos de la Benemérita, denegado. Ocurrió solo un día después de que de Pedro abriera diligencias por un presunto delito de desobediencia a un brigada de la Guardia Civil, jefe de la Policía Judicial. El expediente se recuperó en agosto y cuando ya estaba informado de forma favorable de nuevo, fue denegado otra vez un día después de que Ángel de Pedro citara a declarar como imputados a tres policías.

La semana posterior a la imputación de los agentes, el juez se encontró con las ruedas de su bicicleta rajadas. Le robaron el mando de acceso al garaje y le rayaron el coche escribiendo en la chapa "hijo de puta". Cuando solicitó el permiso de armas, también estaba recibiendo continuas llamadas telefónicas en las que le insultaban.