15 AÑOS DESPUÉS

Silva Sande confesó que Cordón murió antes de cobrar su rescate

Cuatro terroristas lo enterraron en Mont Ventoux (Francia) y dejaron el pico en la zanja, que aún busca la Guardia Civil. Hoy se cumplen quince años del secuestro del empresario en Zaragoza.

Guardias civiles y gendarmes, durante la búsqueda de los restos de Cordón en el Mont Ventoux.
Silva Sande confesó que Cordón murió antes de cobrar su rescate
PEDRO ETURA

Cada día que pasa, la historia del secuestro de Publio Cordón por los Grapo, del que hoy se cumplen quince años, es un drama más tétrico y sin final. El terrorista arrepentido Fernando Silva Sande confesó en la Audiencia Nacional que el empresario murió al intentar escapar de un falso ático de un edificio donde estuvo retenido, cerca de Lyon (Francia), y, según confirmaron fuentes de la investigación a HERALDO, el fallecimiento ocurrió una semana antes de que su familia pagara un rescate de 400 millones de las antiguas pesetas en París.

Silva Sande era el encargado de la vigilancia del empresario, según sus compañeros del comando. Pero en sus declaraciones ante el juez Fernando Grande-Marlasca explicó que comunicaron la muerte de Publio Cordón a Manuel Pérez Martínez, el camarada Arenas, y que este ordenó que lo trasladaran al Mont Ventoux y lo enterraran en el bosque. También fue Arenas quien decidió que no se comunicara el fallecimiento a la familia para así poder cobrar el rescate que habían pactado.

El grapo arrepentido Silva Sande detalló que Cordón se fracturó la espalda a consecuencia de la caída de un edificio de tres pisos de altura cuando intentaba huir de sus captores, y que no lo remataron de un disparo. Había pasado poco más de un mes capturado, desde el 27 de junio hasta finales de julio, cuando se calcula su muerte, y la fecha del pago del rescate fue el 9 de agosto. Los familiares que acudieron a París con el dinero, que estaba marcado por la Policía, declararon que lo entregaron a Fernando Silva y Enrique Cuadra Echeandía. El terrorista arrepentido incluyó además en esa tarea al grapo Celestino Sarasa, condenado por pertenecer a la banda terrorista.

Pago sin pruebas y estafa

En sus contactos, los Grapo pusieron muchos obstáculos a la familia para hacerles llegar una prueba de vida reciente con una foto suya y un periódico del día, con la excusa de que supondría dilatar la puesta en libertad.

Cuatro terroristas sacaron el cadáver desde el barrio de Lyon, lo metieron en una bolsa y lo llevaron en un coche hasta el Mont Ventoux. En su declaración, Silva Sande carga toda la responsabilidad de supervisar el secuestro al camarada Arenas. También dice que fue el responsable de visitar el lugar de retención y coordinar el cobro del rescate, junto a su compañera Isabel Llaquet Baldellou.

La paradoja es que Arenas y Llaquet fueron absueltos por la Audiencia Nacional en el segundo juicio por el caso Cordón porque no vieron prueba de estafa en el cobro del rescate. A estos dirigentes del PCE reconstituido, órgano político de los Grapo, les salvó la declaración del grapo Enrique Cuadra que asumió la jefatura del comando operativo del secuestro.

El mismo Fernando Silva Sande, condenado a 28 años por el secuestro, también fue absuelto de estafa porque el Tribunal señaló que debía mediar engaño, es decir que el terrorista debería haber sabido que Cordón había fallecido cuando se produjo el cobro.

La descripción del lugar donde cavaron la fosa no es demasiado precisa porque Silva Sande explicó que se metieron por un camino de tierra del Mont Ventoux hasta un punto, donde subieron unos cien metros hacia un terraplén, donde lo enterraron.

Buscan el metal de un pico

Con el permiso judicial correspondiente, Silva Sande fue excarcelado y trasladado por la Guardia Civil al Mont Ventoux para que señalara el lugar. Pero las modificaciones del terreno en los quince años transcurridos han impedido hasta ahora el hallazgo, después de más de un año de búsqueda.

Lo más singular de su descripción, que dio la vuelta a la investigación sobre el secuestro de Cordón, es que dejaron un pico dentro de la zanja. Así se entiende que el despliegue de la Guardia Civil y la Gendarmería desde febrero del año pasado se dirigiera a la búsqueda de restos de metal enterrado. Aunque al principio se barajó que ese metal podría ser el clavo que tenía Publio Cordón en la clavícula.

Gracias a mapas topográficos y una maquinaria especializada de una empresa gallega se puso en marcha el rastreo del bosque en febrero del año pasado. No ha tenido éxito, pero la búsqueda no se da por cerrada.