FALTA DE TRASPARENCIA

El Gobierno de Aragón oculta cómo, por qué y a quién reparte sus gratificaciones

La DGA incumple su obligación de informar a los sindicatos de la concesión de estos premios que compensan trabajos extraordinarios. Este año su cuantía total supera el millón de euros.

El Gobierno de Aragón oculta cómo, por qué y a quién reparte sus gratificaciones
El Gobierno de Aragón oculta cómo, por qué y a quién reparte sus gratificaciones

El Gobierno de Aragón destina algo más de un millón de euros de su presupuesto (un 13% menos que en 2009) a premiar a trabajadores de la administración autonómica por realizar servicios extraordinarios fuera de su jornada normal. Estos reconocidos empleados son premiados con una cantidad económica adicional a su sueldo que no puede ser ni fija ni periódica y que, en algunos casos, llega hasta los 11.900 euros en un solo pago. Sin embargo, estas gratificaciones están envueltas en una total opacidad, circunstancia que llama aún más la atención en una coyuntura de drástico recorte del gasto público.


La DGA no informa ni da detalles de estos abonos pese a que la ley de presupuestos le exige dar cuenta de ellos periódicamente. De hecho, la norma establece que debe comunicar "trimestralmente a los representantes sindicales los importes concedidos, el tipo de servicios extraordinarios gratificados y las personas destinatarias de las gratificaciones". Pero nada de esto se cumple. El absoluto secretismo reina en torno a estos pagos, que en su mayor parte corresponden al Departamento de Educación (más de 773.000 euros).


Es más, ni siquiera en las autorizaciones que pasan por Consejo de Gobierno -el órgano que debe dar el visto bueno- se especifica qué servicios extraordinarios se han desarrollado. Este diario ha tenido acceso a varios de estos documentos y únicamente se detalla el nombre del agraciado (sin concretar su puesto en la administración) y la cuantía que se le asigna, que en ocasiones es muy elevada. El montante incluso supera una nómina mensual de un funcionario del máximo nivel. Y algunos llegan a recibir varias asignaciones de este tipo en un mismo año.


Como puede apreciarse en los escritos adjuntos, un mismo alto funcionario de la administración percibió en marzo del año pasado 5.801,21 euros y apenas nueve meses después, en diciembre, otro cheque por 11.900 euros (esta cifra supera incluso el presupuesto anual que tiene, por ejemplo, el Departamento de Política Territorial, Justicia e Interior o el de Ciencia, Tecnología y Universidad para estas asignaciones). Coincide que este empleado de la administración fue en listas por el PSOE en un municipio de Zaragoza en las elecciones de 2003. Otro funcionario recibió una cantidad más modesta, de 4.490,65 euros. En estos casos, los pagos se hicieron con cargo al presupuesto del Departamento de Educación, Cultura y Deporte.


Sin embargo, fuentes de la DGA insistieron en que "las gratificaciones están reguladas por ley" desde hace años y que sirven para compensar trabajos realizados fuera de la jornada ordinaria. Además, llegaron a asegurar que se trata de "pequeñas cuantías" que están fijadas por norma en función de la escala funcionarial y rechazaron que se trate de un reparto "arbitrario". En el apartado de gratificaciones se engloban las recompensas a personal funcionario, no funcionario y funcionario docente y también los incentivos a la jubilación del personal docente, por lo que el montante total de esa partida es de 5,6 millones de euros.


Carta de CSI-F


El sindicato CSI-F discrepa y el pasado 14 de abril envió una misiva al director general de la Función Pública, Antonio Brun, para requerirle estos datos sin que hasta la fecha haya obtenido una respuesta. Fuentes del sindicato explicaron que lo que se solicita es que se informe del nombre, el puesto que ocupa, las razones y el dinero que recibe el agraciado, porque -argumentaron- "mucho nos tememos que se da de forma arbitraria, lo que se está convirtiendo en algo habitual en la administración".

Estos sobresueldos se suelen entregar a empleados que desempeñan en un momento puntual un trabajo extraordinario (una campaña de tributos, por la Feria del Libro, por el Día de San Jorge...), y se suman al sueldo que esas personas perciben mensualmente.