JUCIO POR EL CRIMEN DE FAGO

El entorno de Grima asegura que tenía miedo y tomaba muchas precauciones

Los amigos del fallecido dijeron ayer que experimentó un cambio radical cuando le cortaron los frenos de la furgoneta.

El sucesor de Miguel Grima al frente del Ayuntamiento de Fago, Enrique Barcos Barcos, declaró ayer en calidad de amigo y conocedor de sus costumbres y temores. No fue el único, durante la segunda jornada del juicio contra Santiago Mainar también declararon algunas otras personas del círculo más próximo de la víctima.

 

"Recuerdo cuando le cortaron los frenos. A partir de ahí, Miguel experimentó un cambio radical. Desde entonces, se impuso una serie de rutinas, como encerrar sus vehículos por la noche en el garaje". Con estas palabras, Barcos intentó explicar ayer hasta qué punto las amenazas habían afectado a la vida de su predecesor en el cargo. "Yo nunca le he visto dejar el vehículo abierto con las llaves puestas", manifestó cuando le recordaron que el procesado dijo haber movido en tres ocasiones el Mercedes porque lo encontró en esas condiciones y le molestaba para entrar en sus propiedades.

 

Enrique Barcos confirmó que Grima tenía miedo. "Tenía como un sexto sentido e intuía cuando algo no iba bien. Se fijaba mucho en las reacciones de la gente, en los detalles de algunos vecinos, como salían de una casa o de otra... Estos me están preparando algo", me llegó a decir en alguna ocasión, en referencia al que la Guardia Civil llamó "grupo de oposición". "Y no era conmigo con el único que compartía estas preocupaciones -apostilló-, lo hacía con mucha más gente".

 

Respecto a su labor al frente del consistorio fagotano, Barcos explicó que "el alcalde se limitaba a llevar a cabo las decisiones que adoptaba la asamblea".

Para otro de los amigos del fallecido, Asier Gárate, "el alcalde estaba sufriendo una presión impresionante". "Una vez me llamó asustado porque alguien estaba rondando su casa", recordó este testigo, abogado de profesión. Como había señalado previamente Enrique Barcos, Gárate explicó que "Miguel tenía miedo de que le hicieran algo". "Cualquier día apareceré en una cuneta", le llegó a vaticinar. Lo que nunca podía imaginar entonces su amigo es que aquellas palabras se iban a materializar un 13 de enero de 2007.

 

Todo el entorno de la víctima volvió a insistir ayer en la "pasión y dedicación" que dispensaba a su pueblo. "Fago era su vida -señaló Gárate-. Y trabajaba con tanta pasión que le provocó problemas en su relación matrimonial". Los temores de Grima trascendieron la esfera personal y llegaron a la Subdelegación del Gobierno en Huesca. "Recuerdo que después de que le rajaran las ruedas y le manipularan los frenos, se pidió incluso protección", indicó su amigo.

 

El fiscal había citado también ayer a uno de los ex alcaldes de Fago, Adolfo Navarro Gastón. "Era un hombre muy bueno. El mejor alcalde que ha tenido el pueblo, incluido yo", manifestó. "Yo diría que le dedicaba a la gestión municipal hasta demasiado", añadió.

 

Navarro dejó una reflexión en el aire, recordando el momento inicial de la investigación, cuando se pensaba que podía haber más personas implicadas. "A las reuniones se sabe cuándo se entra pero no cuándo se sale. ¿Quién avisó aquella noche a Mainar?, preguntó.