DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA COMUNIDAD

El discurso no convence a Figueruelas

Las referencias del presidente aragonés a la delicadísima situación de Figueruelas no satisficieron a los trabajadores de la planta. HERALDO siguió el debate sobre el estado de la Comunidad junto a representantes de UGT, CC. OO. y CGT, los tres sindicatos mayoritarios en la factoría zaragozana, y su valoración del discurso de Marcelino Iglesias fue crítica.


"El presidente ha estado excesivamente prudente, en este tema se necesita más decisión y firmeza", resumió Fernando Bolea, ex presidente del comité de empresa y ex secretario general del Metal de UGT-Aragón, quien no obstante recordó que a quien hay que pedir cuentas es "a Magna por presentar su plan de recortes y a Opel por aceptar la venta". "No nos confundamos", pidió.


"Iglesias ha estado tibio, no ha enseñado los dientes y se ha limitado a hablar de una larga negociación sin aportar nada nuevo", ratificó Luis Aparicio, representante del sindicato CGT.


Para José Manuel Martínez, de CC. OO., la puerta abierta al optimismo y la confianza en la negociación del máximo responsable de la DGA "se basan en humo". "Lo que el presidente tiene encima de la mesa, el plan de restructuración de Magna, es demasiado grave como para estar así de esperanzado", dijo.


Iglesias dedicó 11 de los 96 minutos que duró su alocución a hablar de la venta de Opel, y al-gunas de sus afirmaciones fueron cuestionadas por los represen-tantes sindicales de Figueruelas. En especial sorprendió sus advertencias de que "ningún país conoce los condicionantes que General Motors ha puesto a la oferta de Magna" y de que la matriz de GM aún tiene "mucho que decir".


"La matriz ya lo ha dicho todo y el plan de Magna se conoce desde hace mucho tiempo. El problema se sabe y es muy serio porque hiere de muerte a Figueruelas, así que ahora solo cabe ir a por todas, y hay que ir ya sin perder el tiempo", discrepó Bolea (UGT). El representante de CC. OO., por su parte, subrayó que esas cautelas chocan con otra de las afirmaciones del presidente aragonés: la de que la oferta de Magna era la que menos gustaba a la DGA.


"Iglesias ha hablado de una negociación larga y dura para garantizar la mayoría de los puestos de trabajo, pero una negociación así no puede partir de que se van a perder empleos, al menos no públicamente", criticó Aparicio (CGT), quien lamentó además que el presidente asegurara que la DGA va "de la mano de los trabajadores" y al mismo tiempo no se reúna con su formación por no ser un sindicato mayoritario.


En cuanto a la llamada a la unidad de Iglesias y a su comentario de que no es bueno "debilitar al negociador", los representantes sindicales se mostraron dispuestos a ir de la mano del Gobierno de Aragón, pero a cambio exigieron la misma lealtad.


"Vamos a ir a una dura negociación todos juntos, pero si Magna insiste en plantear y acaba intentando hacerlo efectivo por la vía administrativa, esperamos que la DGA no apruebe ningún expediente extintivo -reclamó Martínez (CC. OO.)-. Nosotros también tenemos algunas armas, entre ellas las movilizaciones, y hay que utilizarlas".


Sobre las continuas referencias del presidente aragonés a la lucha que protagonizó la Comunidad para que la planta de Figueruelas se hiciera con la fabricación del Meriva, ejemplo con el que Iglesias intentó alentar la esperanza, los sindicatos subrayaron que aquella situación y esta tienen "muy poco que ver". "Además, hay que recordar que, aunque nos lleváramos el Meriva, los trabajadores perdimos mucho", destacó el representante de CGT.


Pese a todo, UGT y CC. OO. reconocieron que la DGA está actuando "bastante bien dentro de sus posibilidades" -CGT volvió a mostrarse más crítica- y en cambio reclamaron que el Gobierno central, y en especial José Luis Rodríguez Zapatero, esté "más encima" del problema de Opel. También pidieron que la "estrategia clara" a la que aludió Iglesias la marquen la DGA y los sindicatos.