PRESUPUESTOS

El PP critica el recorte del 10% en la inversión y advierte de que agravará la crisis en Aragón

El Partido Popular ha criticado el recorte del diez por ciento en las inversiones previstas en los Presupuestos Generales del Estado de 2009 para Aragón, con 1.081 millones, y ha advertido de que "agravarán más la crisis" en la Comunidad.


El diputado del PP en el Congreso Ramón Moreno ha lamentado, en un comunicado, que a la "habitual baja ejecución presupuestaria se suma ahora este recorte en las previsiones", que son "completamente insuficientes" y suponen un "auténtico frenazo" para los intereses futuros de la sociedad aragonesa.


Para Moreno, estos presupuestos "son consecuencia de la lamentable política económica" del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y "de una crisis que se agravará como consecuencia de unos malos presupuestos que, por primera vez en muchos años, se reducen de forma muy importante".


A su juicio, el gran problema de estos presupuestos es que "no son creíbles y que resultan completamente irreales y falsos" teniendo en cuenta la baja ejecución de presupuestos anteriores.


"Cada año nos encontramos las mismas partidas presupuestarias que no se ejecutan y que se van posponiendo desde que Zapatero llegó al Gobierno", ha asegurado Moreno, quien ha insistido en que además e que el presupuesto para Aragón cae un 10%, el mayor problema es que "el dinero que el PSOE promete para esta tierra nunca llega", como demuestran las obras del Pacto del Agua y otras infraestructuras fundamentales que "duermen el sueño de los justos".


"Zapatero ya no puede engañar a nadie, porque la realidad es tozuda y después de cuatro años de mentiras nadie se cree sus promesas", ha subrayado Moreno, para quien el ministro de Economía, Pedro Solbes, "perdió la credibilidad hace mucho tiempo" y los diputados del PSOE "tampoco engañarán a nadie con las previsibles enmiendas que, como cada año, presentarán para maquillar estos presupuestos"


Para Moreno, las cuentas de Solbes "no han contentado a nadie", pero resultan "especialmente peligrosas para la ciudad de Zaragoza, a la que el Estado parece querer abandonar una vez concluida la Expo".