El centro de Zaragoza es tres o cuatro grados más cálido que la periferia

Hormigón y asfalto generan una isla de calor que en días soleados y sin viento del invierno puede subir la temperatura seis gradosEn Huesca y Teruel también se dan estas diferencias, pero no son tan acusadas

zaragoza. El centro de Zaragoza es tres o cuatro grados más cálido que los barrios situados en la periferia. El asfalto y el hormigón de las calles, plazas y avenidas absorben la radiación térmica y hacen que en el interior de la ciudad se forme habitualmente una isla de calor que en los días soleados y sin viento del invierno puede generar diferencias de temperatura de hasta seis grados.

 

Este fenómeno se da sobre todo en los grandes espacios urbanos, pero también puede apreciarse en las otras capitales aragonesas. En Huesca las variaciones térmicas pueden llegar a los tres o cuatro grados, y en Teruel, la más pequeña de las tres, el cambio es de unos dos grados.

Estas islas de calor se producen durante todo el año, haga frío o calor, y no son siempre igual de intensas, sino que dependen en gran medida de las condiciones atmosféricas. En situaciones de estabilidad, las masas de aire quedan estancadas sobre los espacios urbanos calentándose y provocando mayores diferencias térmicas entre los distintos barrios. Por el contrario, en los días de viento intenso la isla de calor desaparece dejando las temperaturas del centro muy cerca de las que registran en las afueras.

 

Según los estudios realizados por el Departamento de Geografía de la Universidad de Zaragoza, los espacios más cálidos de la capital aragonesa están en el sector central y centro-oriental de la ciudad. El epicentro de la isla de calor suele formarse en el entorno del Coso y la plaza de España, con prolongaciones hacia la avenida de Madrid, la Gran Vía y zonas próximas a la intersección entre Camino de las Torres y Miguel Servet.

 

Al alejarse de ese núcleo el ambiente se refresca poco a poco: Gómez Laguna, Montecanal, Montes de Torrero, Miralbueno, Oliver, Valdefierro, Juslibol... Lo mismo sucede en las grandes zonas verdes, como el parque grande o el del Tío Jorge, y el descenso es aún mayor en los barrios rurales.

El papel del viento

En los días en los que hace viento pero este no llega a disipar la isla térmica, el epicentro del calor se desplaza siguiendo la dirección del aire. De esta forma, cuando sopla el cierzo las temperaturas máximas se mueven hacia el este dejando el Coso y Las Delicias y aterrizando en el sector de Las Fuentes y San José. La diferencia con los barrios occidentales, como Valdefierro, Oliver o Miralbueno suele ser notable.

 

Por el contrario, si lo que predomina es el bochorno, la isla de calor es empujada hacia el oeste y el Centro, Las Delicias, La Almozara y Valdefierro son las zonas más cálidas. Por contra, las temperaturas van cayendo hacia los barrios orientales: Santa Isabel, Vadorrey, Torrero...

 

Se da la circunstancia de que en Zaragoza ninguno de los dos observatorios de la Agencia Estatal de Meteorología recogen el efecto de la isla de calor: el del aeropuerto, porque está en las afueras, y el del jardín botánico, porque está rodeado de vegetación. Esto hace que en muchas ocasiones las temperaturas 'oficiales' de la capital aragonesa se queden cortas: si, por ejemplo, se habla de 38 grados, es probable que en algunas zonas se superen los 40.

El caso de Huesca

En el caso de Huesca, el menor tamaño de la capital altoaragonesa hace que la isla de calor que se genera sea menos intensa y deje oscilaciones máximas de tres o cuatro grados. El área en la que las temperaturas son más elevadas se localiza en torno al Casco Antiguo de la ciudad ocupando además parte del Ensanche. A partir de ahí, los valores térmicos disminuyen hacia la periferia, destacando en ese descenso que en la parte norte del casco urbano la caída del mercurio es más acusada que en la sur por la presencia del río Isuela.

También en Teruel

Las investigaciones del Departamento de Geografía de la Universidad de Zaragoza demuestran que, pese a su reducida extensión en comparación con Zaragoza, el entramado urbano de Teruel también dibuja una pequeña isla de calor que ronda los dos grados de variación. Suele estructurarse en torno a dos epicentros: uno localizado en el Casco Viejo y otro, en el Ensanche.

 

Fuera de esas áreas, el descenso de las temperaturas hacia el exterior urbano es continuo, pero siempre muy moderado. Solo en el límite occidental de la ciudad se crea una gradación térmica más pronunciada -de hasta tres grados- debida en gran medida a la acción refrescante del río Turia y a la presencia de espacios más rurales que urbanos.